Me noto cosas
raras. Desde hace tiempo, hay momentos concretos, que mi personalidad sufre cambios
significativos. De repente, observo como la vergüenza me abandona, pero aun
así, no consigo que sea para siempre. No
acabo de convertirme en un sinvergüenza reconocido, tarda poco en atraparme
otra vez y vuelvo a ser el mismo cortado
de siempre. ¡Cagontó! Bueno, tiene su
lógica, no puedes cambiar la personalidad así
sin más. Si pudiera, elegiría la impronta de triunfador, por
estadística, es la personalidad más deseada por la mayoría. Me tendré que
conformar con la que me ha tocado tener.
A veces cuando siento que pierdo el miedo al ridículo, lo aprovecho
escribiendo algo. Esto es peligroso porque lo escribo sin vergüenza, pero sigue
escrito para avergonzarte después.
También aprovecho y suelto alguna tontada cuando hay público, aunque
solo me ría yo, que no es poco. Esta mañana mismo, en la cola del banco, una
señora mayor en ventanilla ha dicho:
--¡Hay mare de Deu! Estoy acabando con mis ahorros.
Sin poder aguantarme, he dicho en voz alta:
--¿Aun le quedan? Pues dese prisa o se los acabaran
ellos.
Se ha oído una carcajada unánime y nadie ha hecho un mal
gesto. Si, este tipo de comportamiento, provocara que algún día me den dos
tortas. Es lo que traen los prontos de una personalidad adjudicada, sin posibilidad de réplica.
Últimamente, en el trabajo también me pasa. Siempre que
los viajeros pesaos de turno me
preguntan, acabo contestando un, “teas dao cuenta tu también, ¿no? si o que”:
--¡Oiga, que el aire acondicionado sale muy frio!
--Teas dao cuenta tu también, ¿no?…………si o que.
--¡Han pasado tres Avenidas y ningún Rafelbuñol! ¡Esto es
una vergüenza!
--Teas dao cuenta tu también, ¿no?…………..si o que.
--¡Perdone! No hay nadie en la taquilla.
--Teas dao cuenta tu también, ¿no?……….si o que.
Pero la que más me gusta va para extranjeros que
chapurrean en español:
--Pegdón magtin segegia.
--Pues sí, Martín se reía, a pesar de no tener ninguna gracia.
Cabe la posibilidad de que sea un mecanismo de
autodefensa, como últimamente siempre estoy cabreado.
Ayer me recomendaron aquello de “no estés así hombre,
¡disfrutaaaaa!, que la vida son cuatro días” Mi cabeza empezó a funcionar.
¡Cuatro días! De los cuatro, tres estaré en descubierto. Cuatro mandara el PP o
el PSOE, o peor se alternaran. Tres tendré que currar y uno dormir. En
definitiva, tres y medio, estaré como siempre, cabreado. Pues nada, en esos
cuatro días, sacare provecho a esa personalidad que sufro y me reiré de mi
mismo. No hace falta decir como se
llaman los que tienen la típica personalidad de decir payasadas. ¿Podría servir
para encontrar un trabajo digno? Me lo pensare o mejor, volveré a ver en la TV
programas de política. Asi completo los cuatro días cabreado.