Como me molan esos mortales que esperan al final del
andén y cuando ven que paras unos metros antes de su posición, justo en la
línea, te miran con desprecio perdonándote la vida. Como molan esos que giran
la maneta de la puerta, sin soltarla, cuando está cerrando y no consiguen
abrirla puesto que se bloquea. Luego te miran con desprecio y te perdonan la
vida, porque creen que eres tú que no les abres. Como molan los individuos a
mitad de anden, que al pasar ante ellos, miran el reloj y luego a ti, con desprecio
perdonándote la vida. Como mola que se frene el tren solo. Como mola que se
frene el tren solo y a mitad de andén, impidiéndote abrir las puertas; todos
intentan tirar las puertas abajo y la de la cabina también, como si se fuera a
acabar el mundo en los 10 segundos que le cuesta al maquinista solucionar el
problema. Como mola que el aire acondicionado del tren suelte el aire congelado
y cuando la gente baja al andén, con escarcha hasta en las cejas, te miren con
cara de desprecio y te perdonen la vida. Los que sí que molan son los que se
sientan detrás de la cabina y se ponen el reggaetón en el móvil a todo volumen, como se te ocurra decirles algo
directamente te perdonan la vida. Como mola avisar por megafonía que por
motivos técnicos vamos a estar unos minutos detenidos y a los cinco segundos
arrancar sin problema. Como mola que a los cinco segundos sigas parado y venga
uno a preguntar ¿va tardar mucho?, al contestar que no lo sabes, mola que te
miren con desprecio y perdonándote la vida. Como mola arrancar el tren y que
aporreen la puerta de la cabina diciendo--¡oiga, que no ha parado!—y cuando ven
el andén lleno de gente, cambian la queja y gritan--¡oiga, que no ha abierto las
puertas! En cualquier caso cuando se bajan en la siguiente estación, te miran con
desprecio y te perdonan la vida.
Como mola llevar un jefe en la cabina y que te suene el
móvil, “nooo, debe ser del cole del niño, alguna pelea que se ha metido”
¡Arggg! Es domingo, no vale esa excusa; pues nada, déjalo sonar. Como mola esa
chica que se recoloca los pechos mirándo su reflejo en el cristal exterior
de la cabina y cuando descubre que hay alguien dentro, te mira con desprecio
sin perdonarte la vida. Como molan esos niñatos que cuando entras en el andén
hacen la intención de empujar a la vía a algún amigo. Como mola Metallica. Como
molan los personajes que cuando cierras las puertas y se oye la sonería, hacen intención
de entrar y en un segundo cambian de idea echándose atrás, justo cuando has vuelto
a abrir para evitar pillarlo con la puerta. Como molan los energúmenos que se
ponen a berrear detrás de la cabina y hacen abdominales con las barras para
agarrarse los que van de pie. Si les dices algo, te perdonan la vida. Como
molan los “frikys” que suben al tren con el perrito y su correa de paseo como
si estuvieran en el parque. Como mola llevar un bebe justo detrás de la cabina
berreando y llorando a “grito pelao”. Como mola bajar en aeropuerto y que un tío
trajeado que va a subir les pregunte a todos, menos a ti. Y allí mismo, como
molan los italianos que se mofan creyendo que no les entiendes.
Como mola estar dos minutos parado en el disco rojo y
cuando se pone verde, ver bajar a un anciano por la escalera mecánica, con
pinta de tener prisa. Pero lo que más mola es esperarlo y descubrir que en
realidad se mueve a paso de hormiguita el pobre. Y mola más aun, que entre en
el tren y veas a otro a mitad de escalera, bajando. No te digo nada si también lo
esperas y cuando llega a la altura de la puerta, no sube porque va a coger el
siguiente. Como mola que un niño te aguante la puerta mientras bajan la
escalera la familia de “Con ocho basta”. Como mola esperar a esa señora que
hace aspavientos, como si coger mi tren fuera cuestión de vida o muerte y en la
siguiente estación se bajan para cambiar de andén porque se han equivocado.
¡Señora, mire el cartel y no me perdone la vida!
Como mola hablar por la megafonía interior del tren y que
solo se escuche ese maldito pito molestón. Perfecto para que al bajarse, todos
te miren con desprecio perdonándote la vida. Como molan esos que, entrando en Marítimo
y Aeropuerto, intentan abrir las puertas como si se quisieran tirar en marcha.
Pero mola mas con la cara de desprecio que te miran cuando se bajan.
Como molan los que fuman ese engendro de cigarro electrónico
dentro del tren. Me mola un montón que se me escape el pie y darle a la bocina
gorda en una estación subterránea, todos los presentes te perdonan la vida,
incluso yo a mi mismo.
Sin duda una de las cosas que más me molan es el típico fulano
que aguanta la puerta que se está cerrando para poder entrar en el tren y vuelve a forzarla desde dentro
para salir porque se ha equivocado. Mola que el fulano te estropee la puerta
con esa operación, sea la última puerta de atrás y tengas que ir hasta allí para
arreglarla. Lo máximo e insuperable en molón, es reconocer al fulano que la ha
roto y mientras la arreglas, mirarlo con cara de desprecio perdonandole
la
vida.
Como mola el “manos libres” pegado con “belcro textil”.
Como mola currar los domingos.
Pues mira, una detrás de otra, se me ha pasado la tarde
del domingo volando.
De verdad, no sé cómo alguien se puede quejar. Como mola
ser maquinista.