oncontextmenu='return false' onkeydown='return false'>

domingo, 20 de julio de 2014

AQUEL VERANO Capitulo 16



La terraza del bar empezaba a quedarse vacía. Faltaba el primo Woody y El Gorgo para que aquella fuera la típica situación diaria que vivían los amigos durante una semana en verano. Todos marchaban a comer y se quedaban solos en el bar, alimentándose de los panchitos y frutos secos que entraban con cada ronda de cerveza. El escaso alimento sólido que ingerían normalmente, aceleraba notablemente los efectos del nocivo alcohol.
Los dos amigos estaban sentados de tal manera que parecían no conocerse, a pesar de estar en la misma mesa. El Femi sacó su paquete de cigarrillos y dirigiendo la mirada hacia Abundio, encendió uno. Guardó el paquete moviendo  la cabeza hacia los lados en clara actitud negativa. Miró hacia arriba y formó un gran aro con el humo, que enseguida destrozo con un dedo. Volvió a mirar a Abundio e hizo el mismo gesto de negación con su cabeza.
--Abundio, Abundio, amigo mío—dijo El Femi expulsando por completo el humo de sus pulmones.
--¿Qué pasa Femi?—pregunto Abundio con intención sonsacadora.
--Nada, nada.
--Algo pasa Femi—insistió otra vez— ¿es por lo que te he dicho en relación a nuestra actitud?
--Déjame Abundio, no quiero hablar de eso. Vete a saber lo que le has dicho al Gorgo que ya no ha vuelto. Deberías saber que vive un momento delicado y has de tener cuidado con él.
--No he dicho nada malo creo. Solo pretendo que nos demos cuenta del maldito estado de conciencia al que hemos llegado. Todo lo que hacemos tiene que pasar por el bar. Beber y emborracharnos cada día, parece ser nuestra única meta. Nos ponemos a prueba  diariamente con este castigo insano, sin fijar ningún límite. Experimentamos la posibilidad de aguantar lo inaguantable, para no ser el primero en caer fulminado por el alcohol. Deberíamos reconocer, quizás demasiado tarde ya, que hemos desaprovechado la mejor parte de nuestra vida y lo mejor de nosotros se ha quedado por el camino.
El Femi parecía no hacer caso a aquellas rebuscadas palabras de Abundio. Sentado de lado aun, observaba detenidamente el cigarrillo entre sus dedos cada vez que lo alejaba de su boca, expulsaba bocanadas de humo entremezclados con aros que creaba con un golpe seco de su mandíbula.
Quedando aun medio pitillo, lo tiró al suelo y lo pisó violentamente. Movió la silla situándose frente Abundio y sin mirarlo, se puso a engullir a puñados los frutos secos que había en un plato en el centro de la mesa.
--Femi, parece que no me estas escuchando—le recriminó Abundio notándolo ausente y desinteresado.
Se quedaron unos segundos mirándose y El Femi cogió todos los cacahuetes que llevaba en la mano y los lanzó furiosamente sobre la mesa, haciendo que volaran por todos lados. Miro fijamente a Abundio. Se podía ver claramente en su gesto facial, como la ira iba apoderándose poco a poco del ligón.
--¡Por el amor de Dios Abundio, voy a tener que ser yo quien te lo diga!—gritó El Femi, asustando a Abundio.
--¿Decirme que?
--¡Que eres tonto Abundio! ¡Tonto y ciego! Después de tantos años sigues sin darte cuenta. Ahora vienes con sermones sobre nuestras vidas, nos dices que no quieres seguir así, que debemos cambiar… ¿Qué tenemos que cambiar? Nosotros no tenemos que cambiar nada, eres tu el que parece tener un problema. Nosotros podemos ayudarte,  pero no tenemos nada que cambiar, ni queremos cambiar.
Hizo una pausa mirando fijamente a Abundio.
--Escúchame bien, porque no quiero que sigas con tus charlas y que te enteres de una vez. Alguien tiene que decírtelo.
--¿Decirme que?—Dijo Abundio con cierta inseguridad y visiblemente sorprendido.
--Pues la realidad de todos estos años y que te niegas a ver. Cada año  esperamos tu llegada al pueblo con ilusión. Con la ilusión de pasar una semana divertida, de las fiestas del pueblo y de lo que sea, solo porque no nos vemos más en todo el año. Lo más importante y que no te enteras es que te escuchamos. Escuchamos tus lamentos cuando nos describes lo triste de tu vida en la ciudad, de tu trabajo. Aguantamos, como hacen los amigos de verdad, tus cansinas plegarias de amor hacia Alenka. Respetando  tu nostalgia hacia el vago recuerdo que tienes sobre Alenka. Si, bebemos y bebemos como los peces en el rio. Tratamos de que te lo pases bien y te alegres, bebiendo y haciendo bromas como la que acabo de hacer ¿y tú qué haces? Nada, te pasas la semana en plan serio y amargado. Que si Alenka esto, que si Alenka lo otro ¡ Pero si nunca tuviste nada con ella! Podrías intentar conocer a otras chicas para que se te pase esa tontería, pero bebes demasiado y acabas empeorando tu existencia, creyéndote tu mismo que Alenka es una enfermedad incurable. Has tenido más de una vez la oportunidad de conocer a chicas, que de seguro te harían olvidar y yo mismo las he visto marcharse agotadas por tu amargura o cansadas de insinuarse sin éxito. Hace tan solo un momento, casi te ha vuelto a pasar con Carla. Esa chica, que esta como un tren, ha venido aquí contigo porque ha querido ella. Yo no he tenido nada que ver y me dio el bofetón porque se me ha resistido. Normalmente no me tengo que esforzar mucho para engatusar a las chicas, pero Carla no dejaba de interesarse por ti con preguntas y al ver que se me resistía me he excedido con mis insinuaciones. Por eso me arreó el bofetón. Por poco la cagas otra vez, suerte que se han marchado antes de que metas la pata, si no lo has hecho ya, veremos si aparece esta tarde en el rio. No me extrañaría que cambiara de opinión y decida no ir al rio,  para no tener que aguantar como la ignoras. No eres más tonto porque ya no hay ningún nivel superior de tontería.
Abundio parecía estar noqueado ya. Escuchaba con atención y perplejo, la facilidad y soltura con que le hablaba El Femi, incapaz de defenderse o alegar alguna replica.
--Y lo que es peor—continuó El Femi—vienes hoy con sermoneos sobre nuestro futuro y nuestras vidas, cuando solo es la tuya la que te preocupa. Nunca te has interesado por nuestras vidas el resto del año. Lo que es nuestra vida fuera de la semana que estas aquí, parece que no te importa mucho. Ni siquiera has preguntado por lo que le ha pasado al Gorgo este invierno. Pasas de Woody, que ya sabemos que se comporta como un niñato alocado, pero es tú primo y pasas de él. Solo piensas en ti, pero eres nuestro amigo y cada año disfrutamos de tu compañía, a tu manera, pero lo pasábamos bien. Pero si este verano has venido para quedarte, te recomiendo que empieces a olvidar esos sermones y te preocupes más de lo que te rodea. Tienes que dejar de pensar en ti solamente y en tu supuesto amor incomprendido por Alenka, que pareces un chalado. Y recuerda siempre que ante todo somos amigos. Los amigos se apoyan y defienden entre ellos, no se reprochan y sermonean, recuérdalo. Ahora me voy, nos vemos después en el rio o antes aquí en el bar, si es que quieres venir.
Sin mirarlo siquiera, con la mirada perdida que era lo que mejor sabia hacer, se quedó solo en la terraza del bar. Estupefacto por la sinceridad de El Femi e intranquilo por El Gorgo ¿Qué sería lo que había pasado ese invierno?
Abundio se vio invadido por una confusión amarga y compleja. Incluso con alcohol, notaba sentimientos nuevos. No entendía muy bien porque, pero estaba seguro que aquel verano, podría hacerle comprender muchas cosas que llevaban tiempo confundiéndolo. Ya sabía que su principal enemigo era él mismo y no el alcohol o sus recuerdos.
 Por lo menos era otra buena señal.

Continuara…

No hay comentarios:

Publicar un comentario