Llevaba un buen rato dándole
vueltas a mi constante amargura existencial de “qué asco todo”. No podía dejar
de lamentarme por mi fracaso en el intento días atrás de pactar con Satán.
Tramaba un acuerdo convincente de eterno bienestar y juventud a cambio de
concederle mi alma, pero no conseguí engañarle. Lejos de resignarme, seguí
buscando una alternativa para mi absorta vida
y no tardé en dar con ella. Era menos macabra y más improbable porque no
dependía de mí. Pensaba en lo que pasaría si aparecieran en la tierra
alienígenas. Vida inteligente de otra galaxia y que además fueran sociables y
pacíficos. Puede que así diera un vuelco positivo a mi estancada vida.
Qué casualidad, sin tiempo
para pensar en las ventajas, establecí contacto con seres extraterrestres. Que
fuerte, fue en la parada de Aeropuerto. Eran extraños, con joroba y unos
adornos de paja en la cabeza. Intentaron comunicarse conmigo pero no les
entendí, hablaban muy raro. De repente, aparecí en un lugar extraño y frio, muy
frio. ¿Dónde estaba? Era como el interior de una nave espacial, con colores
verdes apagados. Me había teletransportado sin notar nada. Creo que ya habían
empezado con experimentos en mi cuerpo, a pesar de estar casi inconsciente,
notaba pinchazos y picores por las extremidades. Me preguntaba ¿Podre volver a
ser joven? ¿Podre tener otra vez pelo?
¡Calla, calla! Espabila
atontado, te has vuelto a dormir y te has despertado sobresaltado, con el frio
del aire acondicionado a toda caña, estacionado en la Avenida del Cid. Además,
las pulgas que habitan en la cabina de la 4349 te han comido a picotazos en los
brazos y las piernas.
Ggññnnngff!!!!! ¡Qué asco todo! De verdad.
Texto-- Pues mio
Foto---Mia tambien, pero no de ese dia.
Texto-- Pues mio
Foto---Mia tambien, pero no de ese dia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario