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sábado, 22 de noviembre de 2014

COMO MOLA MI TRABAJO 5 Tipo80



Como mola mi trabajo. En concreto, como mola mi trabajo los días de cursillo. Ese día que se puede ir sin uniforme y que lo más importante que se trata, suele ser el almuerzo. Mola que se llame cursillo de reciclaje, pero no se hable de cómo separar la basura. Como molan los días previos cuando algunos compañeros preguntan por lo que hay que llevar al cursillo y surgen todo tipo de bromas, descatalogadas en el club de la comedia. Hay que llevar un bolígrafo, hambre para el almuerzo, paciencia, todas molan. Este año me he inventado yo una nueva: hay que llevar pantalones con bolsillos, para meter las manos y no llevarlas sueltas. Si, ya lo sé, como guionista de humor no tengo futuro, porque te crees que soy maquinista.
Desde hace un par de años, pienso que estos días sirven para suministrarnos al proletariado trabajador de mi empresa, la dosis de burundanga para comulgar con ruedas de molino. Una sustancia muy de moda actualmente y que mola ver como los personajes que imparten los cursillos, dan la sensación de haber tomado una sobredosis. ¿En qué me baso para decir esto? Pues en el empeño que han demostrado algún año en que te tomes alguna de sus “gominolas” o caramelos que ofrecen. De verdad, sería más funcional que impregnaran la sustancia en billetes de diez euros. Como molaría, seguro que picamos todos. Aunque no me extrañaría que la esparcieran por el ambiente con aquella botella con líquido azul que se veía en una mesa al final de la estancia donde dan el cursillo, todo es posible. Y porqué se empeñan tanto, porque creo que a nadie se le escapa ya que muchas de las cosas que nos venden son milongas. Me explico, ha habido años que nos han contado historias sobre la comunicación, comparándonos con comunicaciones de piloto de avión y torre de control o cosas peores, basando el curso en un estudio realizado por no sé qué empresa y que seguramente habrá costado un dineral. O la repetición hasta aburrir de ciertas cosas o palabras que no parecen tener gran importancia. Para explicar esto, me voy a remitir al último cursillo de estos que hice días atrás.
Por circunstancias personales, últimamente me veo obligado a trabajar de tarde, lo que hace que pierdas la costumbre de los madrugones que lleva este sufrido trabajo. Pero por otra parte mola un montón que el día que madrugas, sea para ir al cursillo.
La cosa ya pintaba bien cuando me dirigía hacia el cursillo, desde el coche observaba la luna, atrapándome su mágico influjo. No estaba llena, estaba en Cuanto Mangante, pero aun así estaba muy bonita. Cuarto Menguante quería decir, no sé en que estaba pensando. Los primeros temas del curso eran como siempre los más soporíferos. Planes Espateticos y Proyectos IRIS que a pesar de sus bonitos nombres, solo son clases de catecismo empresarial puro y duro. Su catecismo claro. A mí me mola pasar el rato calculando la pela que se habrán gastado, pagando a algún amigo institucional para que los confeccione. Esta parte del curso es la más peligrosa, hay que estar atento para no quedar atrapado en sus artimañas hipnóticas. De hecho, yo mismo estuve en peligro de recibir un letal abrazo, lo salve con un rápido movimiento felino. Posiblemente hubiera significado el fin de mi dogma agorero o la administración, vía anillo con aguja inyectora, de la sustancia anteriormente nombrada. Un momento, no había dicho algo que puede condicionar el entendimiento de mis palabras. Que quede claro que yo soy pesimista, desconfiado, arrogante y muchas cosas más por el estilo, pero me mola. Ale ya lo he dicho, que cada uno elija el adjetivo que más se me acerque, porque no me preocupa lo más mínimo
El cursillo de noviembre de 2014 ha tenido como palabras influyentes dos muy concretas: parking y disfrutar. Un extranjerismo proveniente del inglés que significa estacionamiento y un verbo de la primera conjugación. Evidentemente yo tengo mi teoría y como soy un arrogante, pues es la que me mola.
Creo que la finalidad de utilizar tanto la palabra parking es que las paradas de la nueva línea de Ribarroja están a tomar por el culo de la civilización. Por eso cuando nos enseñaban la foto o el video de la parada, siempre decían—y aquí está el parking o detrás de eso está el parking o esta tiene el parking más grande--. Alguien me puede explicar qué demonios me importa a mí el parking de la parada. ¿Voy a bajar cada vez que pare para hacer de aparcacoches? No sé, pero me resulta extraño que insistan tanto en eso. Lo que mola es que no fue solo uno de los interlocutores, lo que invitaría a pensar en alguna obsesión suya, fueron todos los individuos que impartieron el cursillo. Muy extraño, para mi claro, porque seguramente no todos se dieron cuenta, al no estar dotados de una mente tan retorcida como la mía.
La otra palabra en cuestión fue—disfrutar—y esta estoy seguro que no fui yo el único que me di cuenta. Hace años se inventó el vocablo “tipo60” para diferenciar los trenes nuevos (UTA) de la recién abierta L1, con los trenes de Pont de Fusta que no pasaban de 40Km/h; pues bien, ahora hemos cambiado a “tipo80”, pero no consigo entender el empeño en repetir aquello de  --¡vais a disfrutar! ¿A disfrutar de qué? Supongo que se refiere a correr más y solo por eso discrepo. Hay quien disfruta a 40 km/h y de ahí no lo sacas. También a 60 Km/h. Quizás es una forma de hablar, pero a mí no me llega. De lo que estamos hablando y utilizando ese verbo, tengo que decir que en mi trabajo ya no disfruto con nada, salvo cuando me pagan a final de mes. Pero oye, cada uno que disfrute como quiera, incluso a 80Km/h si dan la opción.
Yo disfruto como puedo y cuando puedo digo—como mola mi trabajo—porque el que no se consuela es porque no quiere.
A mí me moló el cursillo. Me molo ver el arte callejero de los grafitis, los ojos y sonrisa pintada en un globo-farola, el pilar del puente con tantas meadas que cualquier día la corrosión, provocará que se hunda la carretera y unos cuantos aviones grandotes, que para un paleto como yo, es enriquecedor.
Pero lo que más, lo que más, una promoción de viviendas gigantesca, con un solo toldo en toda la urbanización (todas sin vender) y que ni siquiera han quitado el cartel que anuncia quien la financia: BANCAJA.
Como mola mi trabajo, de verdad.

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