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sábado, 1 de noviembre de 2014

CONSUELO



Muy lejos quedan ya Filesas, Barrionuevos, Naseiros y tejemanejes políticos de los que se habló mucho en el pasado. No tan lejos están las corruptelas del PP de Valencia, pero entre los salpicados, el que no está contento es porque no quiere o porque está en la cárcel, aunque  creo que pocas veces se ha dado esta situación. El caso Malaya y Cachuli en Marbella centraron la atención del pueblo llano una buena temporadita, pero yo por más que me esfuerzo solo me viene a la mente la imagen de Camps mirando al cielo y dando gracias. Parecía contento y era para estarlo, pero mucho más cuando dejaron de hablar de él para hablar de Fabra, sus loterías y su aeropuerto. Si es que el que no se consuela es porque no quiere.
Ciertos personajes de entonces  también debieron acabar contentos porque dejo de hablarse concretamente de ellos. Apareció el caso Gurtel y se empezó a hablar más de otros como Correa o El Bigotes, que acapararon el protagonismo otra temporada. Pequeño descanso mediático tuvieron también cuando salió Bárcenas a escena, aunque creo que alguno de estos sí que está en la cárcel, pero tiene que ser un alivio que no se ceben con uno en los medios y busquen a  otro. Lo mismo le pasaría a Bárcenas, que a pesar de estar en la cárcel, se empezó a poner de moda hablar de un tío que en el pasado jugaba a balonmano y se casó con la hija de otro listo. Contento esté listo a su vez porque se empezó a hablar del yerno y no de sus cacerías africanas de elefantes.
Más contentos se pondrían todos los anteriores, cuando se destapo el caso de los ERE en Andalucía. Pero hubo algunos que no les duró mucho la alegría, se volvieron a acordar de Bárcenas, siguieron escarbando y aparecieron personajes nuevos de que hablar. Aquí el único que debe estar contento es Bárcenas, que pensó que para lo que le queda en el convento me cago dentro, a pesar de estar en la cárcel claro. Es una forma extraña de estar contento (golpéame la cabeza para que no me duela el brazo), pero como ya he dicho, el que no se consuela es porque no quiere.
Estuvieron todos otra temporadita consolándose con aquello de  “y tú más”, pero no tardo mucho en llegar otro “petardazo” político. De poco servía la excusa de decirse unos a otros “y tu más” porque en esta ocasión estaban todos pringados sin excepciones. A resultas del descubrimiento de unas tarjetas que una caja de ahorros repartía entre sus consejeros (políticos, sindicalistas y representantes de empresarios) y que hacían uso para vivir como “Salvajes a todo ritmo” porque los pobrecitos no tenían bastante con sus sueldos millonarios. Joyas, alcohol, viajes, masajes, etc. Una vidorra de lujo oculta a hacienda y que encima pagaba una Caja de ahorros en quiebra que se rescató con dinero público.
Personajes públicos ejemplares y que en ocasiones daban lecciones de moral y  obligaban a los trabajadores a apretarse el cinturón diciendo que la cosa estaba mal. A ellos sí que se les puso mal, pero algunos  acabaron medio contentos dentro de lo que cabe, porque justo por esas fechas se produjo la primera infección de Ebola en España. Dada la importancia de la infección, los protagonistas del “tarjetazo” perdieron un pelín de audiencia, compitiendo con un catalán y sus hijos, que por lo visto estaban amasando dinero de manera ilícita. El que no se consuela es porque no quiere.
La última y casi seguidita ha sido la que llaman Operación Púnica, que ha conseguido que se deje de hablar con tanta insistencia de Pujol, Blesa y sus secuaces. Aun está fresco el tema de las tarjetas, pero ya no es el machaque constante de los primeros días, un motivo para el consuelo sin duda. El que el que no se consuela es porque no quiere.
A partir de este punto todo consuelo es relativo. La manzana esta tan tremendamente  podrida que cada uno puede elegir varias maneras de consolarse. El consuelo de unos es la indignación de otros, según el canal en que veas un telediario o debate, el periódico que leas o la radio que escuches.
Personalmente, o sea yo, estoy indignado porque la gran mayoría de estas mierdas (con perdón), se podrían haber evitado en septiembre de 2002. No hablo de revueltas, golpes de estado ni cosas por el estilo, me refiero a una macro redada en el convite de la boda de la hija de Aznar, la mayoría de protagonistas de esta historia asistieron. Puede que así se hubiera cortado por lo sano y muchos ciudadanos no estarían sufriendo penurias, desahucios y cosas peores que han provocado todas estas corruptelas. Por otra parte, me consuelo porque toda esta corrupción sistémica a favorecido la aparición de programas de noticias y debates políticos larguísimos al más puro estilo Sálvame Deluxe, donde políticos, periodistas y correveidile  discuten con la energía propia del legendario plató de Tómbola. Claro está que sería mejor estar de ocio con la familia, pero hoy en día todo cuesta dinero y por culpa de todos estos solo me llega para pagar la luz y poco más. Ver la tele es casi un lujo para mi, el que no se consuela es porque no quiere.
Siempre habrá quien no encuentre consuelo o lo tenga más difícil. Por más que lo intento no consigo imaginar donde encontraran consuelo el Artur Mas y sus amigos soberanistas. Parece que ya no interesa mucho a nivel nacional la brasa de la independencia de Cataluña y mira que esta vez estaban amenazando con referéndum y todo. Bueno, supongo que habrá algún canal de televisión o medio parecido que les consuele de vez en cuando.
Si es que nunca llueve a gusto de todos, pero el que no se consuela es porque no quiere.   

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