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jueves, 18 de diciembre de 2014

MUY HUMANO



Este utensilio fue mi herramienta de trabajo durante más de quince años. Día tras día me acompaño en el trabajo en Bilbao, Oviedo y Valencia durante todo ese tiempo. No, no son alicates para cortar naranjas, es lo que utilizaba para taladrar los billetes de miles y miles de personas que viajaron en aquellos trenes donde yo trabajaba como Interventor en Ruta.
Fueron tiempos de anécdotas divertidísimas como aquella cuando mi amigo Manue se manchó de cal y no fue porque no le avisaron de que no se arrimara a la pared que se iba a manchar de cal, de cal. O la Mari Loli. Y aquella chica que consiguió que fuera al parque a hablar con las palomas, porque las palomas me hablaban y me decían de su amor. O aquella otra que le gustaba el reggae y las bananas. Éramos una pareja feliz, aunque se despertaba y me tiraba el despertador. Cuando le preguntaba a Maruja. Le decía-- Maruja cuéntame porque las chicas no tienen pilila--.
Grandes anécdotas pero que ya son muy conocidas porque se han contado un montón de veces. Las anécdotas verdaderamente buenas que tuve, eran las anécdotas ferroviarias, pero no sé lo que me pasa que no tengo gracia para contarlas.
A lo mejor si me visto de friqui y las cuento cantando, tienen más gracia.

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