Pues no se cual de los dos
santos es el de hoy, ya lo miraré luego en el santoral. En cualquier caso, como
mola mi trabajo, especialmente los días festivos como hoy. No te puedes hacer
una idea de lo que me molan los festivos por la mañana, casi te da tiempo a
almorzar en casa. Incluso un día “semipascuero” como hoy, tienes tiempo de
llevar al monte a la familia para que disfruten el día y luego irte a trabajar,
como quien no quiere la cosa pierdes el día entero. Pero, como mola la foto,
andando por el campo cargado con las sillas, mesa y nevera portátil, luciendo
el uniforme de trabajo. Porque a esas horas aun hay poca gente, seguro eres el
mas pringado de una extensa área a tu alrededor. Mola, ya te llevas algo y aun
no has empezado a trabajar.
Pero todo esto solo es una
pequeñez que no llega a empañar lo que más mola de mi trabajo en los días
festivos— ¡la conducción matinal en ATP!—Como mola el manejo del tren
observando la grandiosa belleza del paisaje cavernoso, mientras el viento azota
tu rostro, despeinándote. Como mola disfrutar de esa conducción, olvidarte del
ATO para poder descubrir que no mola nada recordar que vas en ATP, justo a
mitad de anden y con la señal de salida en rojo. Pero no pasa nada, es un
insignificante desliz que se compensa con unos estiramientos para poder ver el
final del tren por el espejo de la parada de colon. Podrías haber parado mejor,
pero con el susto da gracias de que has parado y aun así, lo dejaste mejor que
el ATO.
Si no eres de estiramientos
y te va mas el sillón de centro comercial que vibra un rato, en proporción a la
moneda que insertes ¡no me digas más! Tienes que probar el vaivén
característico que produce la 4347 al acelerar, te lleva directamente al Olimpo
del confort, además de forma gratuita, para mí al menos. No puedes evitar que
te invadan los recuerdos de aquellas excursiones de EGB, con Biodramina, en el
autobús del pueblo que se caía a pedazos. Es una sensación de relax y confort
insuperable, ni siquiera por el efecto muelle que puedes disfrutar en el tramo
La Cova-Rosas, con cualquier convoy.
Es lo que tiene y por eso mola tanto mi trabajo. Si no has
disfrutado bastante manejando a primera hora, prepárate a gozar con la
conducción automática. La exactitud en la parada de Salt de l’aigua, el control
preciso de los seccionadores, esa velocidad de crucero entrando a Maritimo, los
últimos 50 centímetros de parada, que según unidades oscila entre los 3 y los
20 segundos, mientras los viajeros tratan de arrancar las manivelas para abrir
la puerta. Cosa que molan tanto, que no es la primera vez que las nombro, por
eso trato de sacarle mas partido a esa conducción automática. Por ejemplo pensar,
mucho pensar en tonterías. Tonterías que luego tengo la desfachatez de
escribir.
Bueno, lo he mirado y creo
que el Vicent de hoy es el Ferrer. No me mola nada el bricolaje, prefería el
Mártir. Quizás eso explique porque me mola mi trabajo.
¡Alaaa, que exagerado! De verdad...
¡Alaaa, que exagerado! De verdad...
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