Por diversos motivos, he ido
retrasando esta reflexión y por eso he llegado a un punto que me veo obligado a
cambiar el tiempo de conjugación del verbo intransitivo coloquial que siempre
utilizo. Obviamente se trata del verbo molar (no confundir con pieza dental) y
que siempre utilizo el presente de indicativo, hoy lo cambio por el pretérito
imperfecto para decir, lamentablemente y esta vez sin ironía, como molaban las 3900. Si, cuando
empecé a pensar en esto, aun quedaban rodando por línea 3 un par de unidades de
la serie 3900 que construyó Alsthom para FGV por el año 1995. Una de las dos
que aun circularon hasta hace poco era la mítica 3916. Y digo mítica porque
recuerdo perfectamente la guerra que dio esta unidad en concreto. Yo mismo me
pase una tarde entera de reserva, de Rafel hasta Aeropuerto y vuelta, con dos
operarios del taller, comprobando si la última operación a corazón abierto que
le habían hecho solucionaba el problema. No recuerdo cual era el problema que
tenia la 16, pero recuerdo que costó un montón dar con él.
No se equivoquen, esto es
otra entrega de cómo mola mi trabajo. Aunque he crecido empapado de cultura
ferroviaria y a partir de los 17 años calado entero de ferrocarril, mi espíritu
ferroviario ha desaparecido y nadie sabe
como ha sido. Bueno, así podría ser una canción de Alaska, pero no estoy
cantando, sé perfectamente porque desapareció mi espíritu ferroviario.
Cuando llegaron las
flamantes 3900, yo aun era interventor. Muchos años hace de eso, pero como si
estuviera viendo ahora mismo aquella súper cabina, con su asiento molón,
pantallitas y botones por todos lados. Con aquel panel a la derecha, apagado
pero que se podía ver la sombra de los botones donde ponía ATP, ATO o M+30 y
que tenía dos botones donde ponía arranque ATO. Quien iba decir que sería ese
panel cancerígeno y a pesar de varios trasplantes, acabaría con la vida útil de
aquellos bonitos trenes.
Muchas cosas que digo, son
difíciles de entender si no estabas allí. Si por la edad no conociste las
Macosas o las mismas reformadas y que llamamos cariñosamente Alcoyanas. Si no
sabes de qué te hablo, no vale la pena ni que te nombre los Belgas o el famoso
Motor 505. Cuando yo vi la 3900, tuve esa sensación que seguramente tendrán de
forma constante los llamados Amigos del Ferrocarril. Una pasada, de ir en carro
a tener un Ferrari. No estoy exagerando. En otra línea ya hacía tiempo que
disfrutaban de las UTAS, también llamadas Tipo 60 y que yo solo podía disfrutar
como viajero. Años después todos lamentamos que pudieran llegar hasta 80 Km/h.
Pero de ese tema no pienso opinar.
Cuando llegaron las 3900, yo
era un analfabeto en cuanto a sus detalles técnicos puesto que aun era
Interventor en Ruta, así que no me arriesgare en dar datos de conducción para
no meter la pata, pero sí recuerdo que funcionábamos con Bloqueo Telefónico y
todos, he dicho todos, conocíamos los pormenores del Reglamento de Circulación
de toda la vida, sin anexos ni procedimientos “quita responsabilidades” ajenas. Eso sí,
recuerdo perfectamente el volumen exagerado de la música ambiente los primeros días
y el fresquito del aire acondicionado. El típico caos de las inauguraciones. La
campanita y la voz anunciando la próxima parada. La “ñ” en los teleindicadores,
escritos en valenciano supuestamente. Pero sobretodo, recuerdo la evolución tecnológica
y bienestar laboral que supuso incluso para los que no las conducíamos.
Mi gozo en un pozo, poco después
fui desterrado a otra línea en la que nunca encajé, debido a un cabreo laboral
que empezaba a tener enquistado. Años después, harto de dar vueltas en el
tiovivo, volví a línea 3 y allí estaban aun las 3900. Nuevecitas y con un coche
remolque más, seguramente porque alguien tomó mal las medidas y dos unidades
acopladas no cabían en los andenes.
Novato y sin experiencia en
trenes de verdad, ya pude ver una mejora significativa en las 3900, habían quitado
el cenicero que había en la cabina de conducción. Poco más se podía mejorar
porque, para que mentir, las 3900 eran la máquina perfecta. Vale, puede que estés
pensando en aquel fallo que te dejaba tirado a final de trayecto, el contactor
de tracción. De acuerdo, pero a ojos cerrados lo cambiaba por muchos fallos que
surgen ahora en trenes de “última generación” o sea, las 4300 y que dan para
otro ensayo, pero irónico y de cachondeo como bien merecen esos trenes.
Los trenes Alsthom de la
serie 3900, en manos de un maquinista normal y sin necesidad de ser muy experto,
transmitían una comodidad al pasaje (si este lo merecía) que no se puede
explicar brevemente. Una tracción uniforme con detención suave, apoyada por un
freno de parada. Cuenta la leyenda, que solo tenían averías los primeros días que
las conducían maquinistas novatos. Después de las practicas y la habilitación,
el espíritu de las 3900 avisaba los primeros días que conducías solo, con
alguna avería sin demasiada importancia. Rara vez, en aquella época, te
quedabas tirado y con necesidad de remolque. Aun recuerdo como sonaba en boca
de aquel Técnico aquello de “RUNBACK”. Y que no te cuenten milongas, yo te
puedo asegurar que una 3900 parada a mitad de túnel entre Colon y Alameda, podía
mover y subir la cuesta con un ETF solo.
Entonces, que pasó para que
esas unidades fueran condenadas a oxidarse en vías secundarias de Valencia Sud,
con tan solo 17 ó 18 años rodando por las vías. Pues es muy sencillo, pero esta
vez daré mi opinión clara y rasa. Nada de política, basándome solo en mi
experiencia y en opiniones recopiladas de personas muy conocedoras de lo
ocurrido, las cuales no voy a nombrar para no traicionar la confianza que me
depositaron contándomelo. Sera difícil resumirlo, pero lo intentaré.
Les pusieron el ATO y las
destrozaron.
Continuará…
NOTA- La foto mal hecha es mia, la de la 3902 no recuerdo de donde la saqué. Si el autor no queria que le pasara esto, debería haberla firmado. En cualquier caso, le pido disculpas si le molesta.