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domingo, 26 de julio de 2015

COMO MOLA MI TRABAJO 15 Adios Pablete



Desestimado señor Gerente
Gracias a Dios hemos llegado al final de su etapa y aun así, la ha cagado hasta en su despedida ¿A quién se le puede ocurrir mandarme esta carta y llamarme compañero? Debería haber filtrado un pelín, pues mi opinión es que compañeros que no dan na, a fer la ma. Y más le vale dar las gracias porque la maquinaria haya seguido funcionando, porque no se merece una mierda. Nos ha tratado como esclavos, maniatados por las cadenas del miedo. Miedo a represalias, a perder el trabajo o a sus machadas unilaterales y prepotentes de las que hemos sido testigos. Testigos han sido también ALGUNOS sindicatos y que solo ellos sabrán el motivo de su silencio.
No me quiero faltar mucho, porque a pesar de haberle dado puerta, no me fio un pelo, ni de ustedes que se van, ni de los nuevos que vienen. Solo quiero expresar mi opinión, sin que se me olvide decirle bien claro que ni usted, ni los suyos, tienen el mas mínimo conocimiento de lo que es una explotación ferroviaria. Con cariño se lo digo, pero creo que no tenían ni puta idea de trenes.
Los tiempos difíciles los provocaron ustedes, quien sabe si a propósito. La viabilidad de FGV está asegurada gracias al sueldo de los trabajadores, a un despido colectivo pactado con los sindicatos (puta manía de llamarlo ERE) y eso si que es verdad, por los esfuerzos asumidos por nosotros.
asumir.
(Del lat. assumĕre).
1. tr. Atraer a sí, tomar para sí.
2. tr. Hacerse cargo, responsabilizarse de algo, aceptarlo.
3. tr. Adquirir, tomar una forma mayor.
Deberían haber asumido ustedes su parte también, otro gallo nos hubiera cantado.
No le voy a decir lo que opino sobre ese ejercicio de responsabilidad sindical al que se refiere, porque ya tengo bastantes enemigos, solo le diré que no me creo nada, ni de usted ni de ellos. Puede que si hablan los que callaron y callan los que hablaron, recuperen mi confianza, pero hasta entonces. Que será nunca, puesto que solo unos pocos saben toda la verdad y entre ellos está usted.
Cierto, FGV somos nosotros y aquí hemos estado al pie del cañón. Los más nuevos y los más veteranos, aguantando el temporal, observando impotentes cómo se fueron fumando la empresa en los últimos años. Y de lo que damos gracias, es que no se la han podido fumar entera como hicieron con Canal 9. Si quiere, un día hablamos mas tranquilamente de su línea de Riba-roja.
Ya le he dicho que no quiero faltar al respeto, pero me permitirá que no le desee lo mejor. Por eso, le deseo lo peor que me ha provocado usted a mí o me pueda provocar en el futuro, de ahí para arriba.
Un bofetón cariñoso, con la mano no abierta del todo y hasta nunca.

sábado, 18 de julio de 2015

PUNTO DE INFLEXION



Tal día como hoy, hace justo 30 años, se produjo un punto de inflexión en mi vida. A pesar de todas las variaciones, forzadas o no, que se han producido en estas tres décadas, soy una marioneta movida por lo que ocurrió en aquellas fechas. Todo, bueno y malo, concreto o general, pero sobre todo personal. me refiero a una reflexión que me ataca últimamente, pero que para explicarla me voy a apoyar en mis pensamientos personales y los 30 años que hace que desperté por primera vez en aquel lugar.
Quien no se ha parado a pensar aquello de --¿Qué hubiera pasado si…?—Cuantas veces has querido formatearte y volverte a instalar solo lo necesario, sabiendo en qué momento te has equivocado y saber  cuál es la opción correcta, Aceptar o Cancelar ¡ Demasiado fácil ¡ A lo largo de nuestra vida, se producen varios puntos de inflexión a los que me refiero, pero nunca sabrás cual deberías haber cambiado para que todo fuera de otra forma actualmente. No quiero utilizar adjetivos, pues cualquiera que use puede llevar a engaño. Si digo—para que todo fuera bien—pensarán que estoy mal, --satisfactorio—pensarán que estoy insatisfecho, --perfecto--, pensarán que soy tonto pues nada será nunca perfecto.
Estos últimos días, empujado por la presión del 30 aniversario del comienzo, del trenero que seria luego y un inconformismo enfermizo, me han invadido los recuerdos y la pregunta famosa--¿Qué hubiera pasado?— Haz la prueba y pregúntatelo a ti mismo. Busca un punto de inflexión de tu vida e intenta responderte a la pregunta. Para saber cómo encontrar el punto de inflexión, debes buscar ese momento de tu vida en que se produjo un cambio importante, sea bueno o malo, pero obligatoriamente de hace más de 20 años, intenso y prolongado. Aíslalo y rebobina muy lentamente. Lentamente, intenta recordar momentos anteriores no superiores a un día. Sigue hacia atrás hasta que  encuentres esa imagen mental que recuerdas con intensidad, pero que a pesar de recordar como llegaste, donde estabas, lo que hacías y porqué, eres incapaz de recordar detalles importantes del día anterior. No soy Sicólogo y puede que no sepa explicarlo bien ¿Cómo lo diría? Por ejemplo, si recuerdas que el día anterior te lo pasaste genial con los colegas en la playa, debes seguir rebobinando.
Ayer lo vi claro, me vi en aquel mogollón de chavales jóvenes, algunos críos también, a mi aun me faltaban cuatro meses para cumplir 18 años. No quiero describir los detalles, pero recuerdo muchas cosas de ese momento y posteriores. Sin embargo, no recuerdo nada de las horas anteriores a aquel momento, aunque en el conjunto total solo sea una pequeñez sin importancia.
Si consigues esto que digo, puedes encontrar ese punto de inflexión de tu vida. Por supuesto, puedes recordar cosas anteriores, puede que algunas muy fuertes y que también pudieron alterar puntos de inflexión posteriores, pero no tan importantes como el ultimo. Ese en el que ocurrió algo y que, directa o indirectamente, te sigue persiguiendo.
Ahora es decisión de cada uno, atormentarse o agradecerse a sí mismo, recordando que por aquello, eres lo que eres, o pasó aquella otra cosa, o aquella que no llegó a pasar. El mayor tormento que me invade a mí, no es recordar si llegue allí solo, o con alguno de los que estaban conmigo en aquel grupo de chavales, o con algún familiar.  Me revienta recordar todos los acontecimientos, conversaciones, exámenes, pruebas,  preparativos semanas antes y sin embargo no poder explicar porqué tome una decisión tan importante, que ha condicionado el resto de mi vida a partir de aquel día. Aquel día que conociste a alguien en una fila y que no conocías un rato después porque nos raparon el pelo. Esos que te acompañaron tres años, o el resto de tu vida con alguna que otra laguna temporal. Los que aparecieron después, condicionado por lo que ocurrió a partir de aquel día.
No somos dueños de nuestro destino. Lo fácil es conformarse, ya que por defecto buscamos la felicidad. Hasta el más tonto puede ser feliz, riendo las burlas que le hacen los que lo creen infeliz. Por eso lo mejor es no atormentarse (ahora todos están pensando--¡no, no, yo no me atormento!--) Claro, claro y yo tampoco ¿acaso sirve de algo? Lo que tenga que ser, será. Pero,  lo que sí es posible, es crear un nuevo punto de inflexión en tu vida. No me refiero a dejar de fumar, ir al gimnasio o apuntarte a una escuela a bailar salsa, sino a que ocurra algo en tu vida que provoque que un día estando en el gimnasio, salgas a fumar y que una canción provoque que pase algo que vuelva a dar un giro a tu vida y gracias a que te apuntaste a aquella maldita escuela de baile, tu vida girará en torno a otra cosa diferente.
Todo es mejorable, pero nada es perfecto y menos para siempre. Te puedes conformar, puedes pulir para mejorar tu vida o puedes intentar cambiarla. Hagas lo que hagas, tendrás que vivir y con la importancia que le damos a nuestra corta vida, siempre debemos pensar que es demasiado frágil.
Nunca sabré que hubiera pasado en mi vida si no hubiera estado allí, aquel 17 de julio de hace 30 años en Madrid, en Fuencarral. Solo sé lo que soy, lo que se me escapo por el camino hasta hoy y lo que me he encontrado, pero todo lo podría argumentar para explicar porqué empezó  aquel día, bueno y malo.
Me quedo con lo bueno que se me escapo por el camino y lo bueno que me he encontrado.
¿Soy mayor para un nuevo punto de inflexión? La pregunta es fácil, solo hay que sumar los años que hace de aquello y la edad que tenia. Pero si me vas a responder preguntándome si estoy mal o si lo necesito, pues ni te esfuerces, porque no has entendido nada.
A lo mejor es que no me explico bien, que también.
Traslada lo que digo a tu vida, seguro que tu también tienes tu punto de inflexión.

martes, 7 de julio de 2015

LA LOCOMOTORA



Alguien ha oído aquello de que hay que disfrutar de cada momento por insignificante que sea o disfrutar de la vida todo lo que puedas, porque de la muerte tendrás tiempo de sobra para disfrutarla. Cada etapa de la vida te pide una velocidad. Evidentemente, cuando eres joven, el ansia te obliga a apretar el acelerador y muchas veces te pasas de frenada. Esa etapa, que se vive como si al día siguiente se acabara el mundo, también es necesaria. Porque todo lo que hacemos en la vida, todo lo que nos pasa o  lo que ocurre a nuestro alrededor, debe de tener algún significado. Para los que no creemos en nada y casi en nadie, es un contratiempo. Nos paramos mucho a buscarle un significado a todo. Yo mismo, pongo  tanto empeño en ocasiones, que consigo un análisis pormenorizado y rebuscado de algo absurdo. Tanto, que todo el mundo a mi alrededor parece tonto. La verdad es que yo soy el único tonto, por perder el tiempo en chorradas.
Si comparamos el tiempo que estaremos vivos, con el tiempo que estaremos muertos, la vida solo es un momento ¿Un momento de 70, 80, 90 años? Quién sabe. Cuando menos te lo esperas estas en el Cortijo los Callaos.
Todos conducimos nuestra locomotora en la vida.
 Momentos que circulas como maquina aislada, que  te dan vía libre en todas las estaciones y puedes ir más deprisa. Controlando la velocidad, porque si no respetas los límites puedes tomar alguna curva mal peraltada y salirte. El trompazo dependerá de lo que te excediste en velocidad.
En ocasiones detienes la locomotora en una estación y esperas apartado en otra vía, hasta que pase un tren de viajeros más importante que la maquina que llevas tú. Otras veces paras en la estación a cambiar algunos vagones de vía o como llaman en el argot ferroviario, hacer maniobras.
Hay momentos del viaje en tu locomotora, que llevas acoplado un vagón cerrado “2JJag”, lo tratas con mucho cuidado y  reduces la velocidad, porque aunque te den paso en la estación o veas la señal de vía libre, ya no vas solo y el trompazo en la curva es más delicado. Si se bloquean los frenos del vagón y la locomotora no puede tirar de él o lo lleva a rastras, más vale que pares en la primera estación y lo apartemos en una vía secundaria, antes que el problema sea más grave. Es posible que en el futuro, pases por esa estación y lo tengas que mover a otra vía, pero si tienes que enganchar el vagón otra vez en tu locomotora, debes revisar bien los frenos, los “boggies” y los ejes. Si no lo haces, vete a saber cuánta vía recorrerás antes de que te vuelva a dar problemas. También puede ocurrir, que pases una y otra vez por la estación y veas aquel vagón que apartaste, oxidado e invadido por las malas hierbas y enredaderas, haciendo casi imposible que vuelvas a verlo rodar por las vías de la vida.
No hay que obsesionarse con el mantenimiento de la locomotora, alguna que otra revisión, un poco de limpieza  y algún acelerón de vez en cuando, siempre es bueno quemar la carbonilla que se va acumulando.
Si la tratas bien, puede que llegue un día que remolques el tren de mercancías más importante de tu vida. Muy revisado, con todos los topes bien acoplados, las mangueras de freno perfectamente  enganchadas para poder retener cada vagón sin tirones  y con una buena señal de cola. Ese tren que por largo que sea, esperaras siempre la curva más abierta para


asomarte por la ventana de tu locomotora y observar con seguridad y orgullo, que traes todo el tren completo a pesar de los baches y garrotes de la vía.

Cuando llegas a este punto, ese que puedes ver el ultimo vagón, el que menos pesa y siempre va en cola, siendo capaz de sentir la tranquilidad y confianza en ti mismo por haber arrastrado semejante trenada, entonces estarás preparado.
A pesar de las circunstancias, a pesar de la monotonía, de las adversidades; a pesar de todo, serás capaz de ver ese momento insignificante para todos y tan importante para ti, pero no trates de explicarlo, solo disfrútalo; llueva, nieve, haya niebla o tormenta eléctrica. Sera tu momento y solo el destino sabe cuántos momentos así podrás saborear, antes de disfrutar eternamente de la muerte.

FOTOS-- Las fotos son algunos de esos momentos insignificantes que me llenan con un poco de vida renovada. Capturados con el corazón, pero no con mucha calidad fotográfica.