viernes, 16 de septiembre de 2016
CUIDADO CON LOS DEDITOS
Alguien puede describirme exactamente donde está el límite que separa lo real de lo irreal. Para todos los que han levantado la mano, pediría que me argumentaran, tomando ese límite como referencia, en qué lado de los dos colocaría la verdad, la mentira, las verdades a medias, las mentiras piadosas, las opiniones inteligentes o las barrabasadas soltadas en una noche de borrachera, indiferentemente que sean atribuibles a un catedrático borracho o a cualquier individuo con mínimo nivel intelectual totalmente lúcido. Bien, para los que siguen con la mano levantada y tienen hecha una clasificación solida de estas variables, para ellos, tengo una última pregunta. Asegurarían 100% que ninguno de los conceptos colocados en uno y otro lado del límite imaginario, no puede pasarse al otro lado bajo ningún concepto. Exacto, estas tan mareado que ya no sabes ni de lo que hablo, ese era el plan, que olvidaras cual era la cuestión inicial.
Yo te despejare las dudas. El límite de lo real y lo irreal lo marca Internet. Quietos, que nadie salga por piernas. No pretendo juzgar a nadie ni nada parecido. Me explico ¿Qué es internet? Una herramienta. Una herramienta para trabajar, distraerse, comunicarse, etc. La siguiente pregunta es fácil ¿Qué pasa si no utilizas bien un martillo? Te puedes machacar los deditos. Imagínate que formas un equipo, ese martillo mal utilizado por otro, puede machacar tus deditos. Ahora sitúate en lo peor, cualquier papanatas con un martillo, puede machacar los deditos de quien le dé la gana, solo por gusto. Siguiendo con la metáfora, personalmente, yo no dejaría nunca un martillo a quien me puede destrozar la mano de un martillazo, conociéndolo, si no menos aun.
Lo sé “para mis amigos y para mí el primero” Yo mismo relato esta penosa realidad, desde el lado irreal de esa línea imaginaria a la que me refería. Soy capaz de utilizar el Facebook, para rajar y vomitar acido contra el mismo Facebook. Sería un dictador nefasto. También pienso que se puede sacar un clavo, con otro clavo. Solo hay que saber hacerlo.
Basta de bromas y metáforas. Pensemos que hubo antes de internet, como éramos en nuestro tiempo libre, como eran nuestros hijos o amigos, que hacíamos para distraernos. No te acuerdas y lo sabes. Tranquilos, yo tampoco, si es que puede servir de consuelo.
Estos últimos días me llegan imágenes a la cabeza de aquellas manifestaciones antiglobalización, donde un montón de jóvenes recibían porrazos para aburrir en las cumbres del G20 o teatros similares. Pobrecitos, seguro que ninguno pensaba donde acabaríamos, que sus protestas iban por otro camino. Por desgracia o por suerte (tampoco quiero mal meter) acertaron de lleno. Puedes ver a un chaval con rastas (o como se llamen esos pelos) en el semáforo haciendo malabares y cuando cambia el semáforo se acerca a la sombra con su móvil, para consultar las redes sociales. Antiglobalización o anti sistema, vilmente globalizado sistemáticamente.
Ahora mismo te puedes enterar, si quieres, de que un tío en Vietnam se ha tirado un pedo. Espera que lo arreglo, te puedes enterar que un turista borracho en una playa afrodisiaca de Grecia, enseña el culo a un par de ancianos residentes y luego se caga un pedo (con perdón) porque el amigo que va más borracho aun, ha tardado dos minutos en subirlo a internet. Ojo, no digo que este mal, tampoco digo que este bien, solo digo que no tenía necesidad de verlo, aunque me muera de risa cuando lo vea.
Imposible obviar tanto poder. Nadie puede imaginar, si mañana mismo dejara de funcionar internet, o el wifi del vecino, o peor aún, piensa en el apocalipsis si por una de aquellas peta el whatsapp. El proceso hace tiempo que empezó, avanza sin control, nadie lo puede parar. Que tenga mucho cuidado el que intente detenerlo a la fuerza. Dictadores que censuran internet, serán crucificados por el resto del planeta. Sin ir más lejos, alguno me está maldiciendo mientras lee esto, porque soy una amenaza solo por opinar de forma ambigua.
Venga, mantengamos la calma. Nos hemos dejado globalizar, yo el primero, ni siquiera me preguntaron. Fue todo muy rápido. 56Kb y no te podían llamar por el fijo, el móvil con tarifa de datos, los megas y la música, las películas, la burra, la burra a toda pastilla, los torrentes, los juegos, los juegos online a saltos, los juegos a toda pastilla también, el móvil inteligente y ¡tachaaaaaannn! el puto facebook. La orgia posterior es imposible de describir. Aquí, tomando un café. Que a nadie le importa una mierda, pero les gusta a 56, esos que la aplicación define como amigos o contactos. Es una pasada, hay aplicaciones para sacar mocos. El otro día vi una APP que curaba el cáncer, cuantos ingenuos, personas desesperadas o vete a saber, habrán pagado para descargarla antes de que la retiren por ser una estafa.
Tomar una cerveza con amigos es real, que a decenas de amigos les guste la foto que has puesto tomándola, es irreal. Cada uno marca su propio límite de lo que es real o irreal, somos libres para hacerlo. Lo que me preocupa es que cada vez son más los insensatos que, martillo en mano, machacan sus dedos y los de los demás sin que les duela lo mas mínimo.
Tengo fe, cuando veía a los jóvenes en el parque fumando o peor, pensaba que solo eran casos aislados, que mis hijos no tenían porque ser así si recibían una buena educación; esto no tiene por qué ser distinto, a no ser que los padres sean peores que los hijos. Pero como esto no cambie, más de uno utilizaremos el martillo para arrearle al router o móvil 4G.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
ME HE PUESTO A PENSAR...PERO SIGO ASUSTADO
Yo no soy animalista, pero no me gustan los toros. Me gustan los animales, pero no quiero mascotas. La gente está confundida, defiende lo indefendible y argumenta a su manera, creyendo que las buenas palabras le dan la razón. Nadie tiene razón y todos la tienen. Es muy complicado y a la vez sencillo. No te gustan los toros, no vayas. No te gusta el fútbol, no vayas. No te gusta la verbena, no vayas. Haz lo que te de la gana, eso si, no me lo impongas.
Esto que parece ambiguo, tiene una explicación. Por poner un ejemplo, yo desconocía la fiesta de lo del Toro de Tordesillas. Ahora hasta en la sopa. Hasta hace unos años que me enteré, ignoraba que en ese pueblo castigaban de mala manera a un toro y luego lo mataban de forma cruel. Ahora digo yo ¿que falta tenía yo de saberlo? Pues ninguna y menos de esa manera. Dime qué en España hay un montón de fiestas raras y que algunos llaman cultura popular, donde no tratan muy bien a los animales. A mi que no me gusta eso, evitaré ir y en ese pueblo no verán ni un euro mío en bares, tiendas, restaurantes, etc. Pero no hay que confundirse, el hecho de insistirme en lo cruel de esa fiesta, solo hace cabrearme más por el morbo que buscan y por tanta hipocresía en las redes sociales. Si crees que compartir morbo en las redes te hace mejor persona, adelante. O gritar a los cuatro vientos lo animalista que eres, adelante. Yo no lo soy, pero no me gustan esas crueldades en ningún sitio. Puedo evitar las redes, incluso la TV, pero no puedo evitar que lo haga la gente que me rodea. Eso es lo que me preocupa. Alguien se ha parado a pensar lo que estamos haciendo a nuestros hijos, a las generaciones venideras. En el mejor de los casos se convertirán en tontos y gilipollas que creerán que los burros vuelan, sobre todo si lo pone en el Facebook. Puede ser peor, hay riesgo de radicalismo, que ya es evidente pero nadie quiere verlo. Necesitan más de 100 Me Gusta, yo soy más animalista que nadie y te machacare para que tú lo seas. Yo soy anti animalista y te reprochó que no salves a los animales que mueren en los incendios. Yo hago mi propia salsa barbacoa y te maldigo porque tú la compras de Chovi. Tu eres tonto, pues yo más por entrar en tu juego. Hay que ser más que todos, se trate de lo que se trate. Nos hemos vuelto majaretas. Yo soy, yo soy, yo soy, pero mucho más de lo que tú eres, en mi culo rebota y en tu boca explota.
Como sé que esto se va a entender mal, además de que alguien se sentirá salpicado (sin motivo), incluso peor, que alguien se cabree; lo diré de forma sencilla. ¡Me la bufaaaa!! Marcad vuestras prioridades, pero no me las marquéis a mi subliminalmente. Todo es cierto y nada lo es. TV, redes sociales, papanatas contertulios, solo tratan de vender su versión, como trates de vender la tuya, solo entraras en el círculo.
Mientras lo piensas, puedes ver esta noche en Telainco la peli Guerra Mundial Z, donde descubrirás la ventaja de estar en forma en el caso de un apocalipsis zombie. ¡Como corren los jodios no muertos!
jueves, 24 de marzo de 2016
COMENZO ALGUN DIA
Casi ya no recuerdo aquellos tiempos en que podías viajar en tren y la gente hablaba, leía libros o hacia sudokus y sopas de letras. No creo que sea un problema de memoria porque no hace tanto tiempo de eso, unos pocos años. En un viaje a Bilbao en tren, podías llegar a conocer gente diversa, algunos tocaban la guitarra, o leían y comentaban contigo sus autores preferidos o simplemente charlabas de la vida y la experiencia de vivirla. En un viaje corto de metro o cercanías, reías las gracias del nene que tenias sentado enfrente, le hacías carantoñas, aguantabas a la señora que se sentaba a tu lado y te contaba cansinamente la grave enfermedad de la señora que iba a visitar al hospital, siempre con el respeto que merecía cada situación, el murmullo de los viajeros te obligaba a hablar más alto para entenderte con alguien y cuando notabas que disminuía casi hasta el silencio, sabias que debías sacar el billete porque se acercaba el Interventor.
Todo
esto lo pensaba hace unos días cuando viajaba de pie en un vagón de metro
abarrotado, mientras miraba a mí alrededor. Mi psicoanalista me recomendó que no
pensara tanto, pero es que aun no he acertado con ningún método, siempre
intento buscar la lógica de las cosas y lo único que consigo es cabrearme por
la absurdez humana a la que nos ha empujado el mismo sistema y de la que
intento salir porque yo también estuve infectado. No soy un antisistema, soy un
desconfiado inconformista que siempre busca respuestas argumentadas,
antes de dar por hecho las cosas que no me cuadran. No obstante, soy consciente
que el principal problema lo crea la necesidad de la sociedad y que
generalmente nos vemos empujados a ciertas cosas por obligación social, para
evitar ser excluido, un inadaptado o simplemente ser un bicho raro para
aquellos que su nivel cultural no alcanza para una definición más respetuosa. Esta especie de ser humano, últimamente se reproduce a una velocidad
vertiginosa.
Los humanos,
sin distinción de razas, sexo, religión o lo que sea, en salas de espera, viajes en tren y cosas por el estilo, pasabamos el rato leyendo, haciendo sudokus y crucigramas y lo que nos
molestaba era que viniera algún pesado a desconcentrarnos. Luego pasamos a ponernos
auriculares y usar mp3, muchas veces porque evitaba que esa minoría de pesados
y brasas nos molestaran, si no era el caso, nos quitábamos un auricular y respondíamos
o simplemente gritábamos para hablar porque con los auriculares y la música
alta, daba la sensación de que no te oías.
Después
llegó la telefonía móvil. Un gran invento, aunque dudo que al principio nadie
fuera capaz de vaticinar que marcaria un antes y un después de nuestra
existencia en el planeta. Ahora alguno pensará que me estoy olvidando de
internet, que en ese momento ya existía, de acuerdo, pero debe quedar claro que
en ese momento la existencia de internet aun no era un bien de primera
necesidad. Me refiero a ese momento en que sonaba una especie de ladrillo
gigante que llevabas enganchado en el cinturón, con una de las seis melodías
que tenía el teléfono-ladrillo que te habían regalado por un corte de pelo. Que
decir si sonaba cuando estabas rodeado
de gente y contestabas a voces explicando el lugar exacto donde te encontrabas,
con un volumen de voz que en algunos casos no hubiera sido necesario ni pagar
la llamada, puesto que se te podía oír desde muy lejos.
Cada
vez era más normal tener un teléfono móvil, mas barato realizar llamadas y más molón
llevar uno modelo más pequeño. Si a eso le sumamos la posibilidad de enviar
SMS, ya fue el no va más.
Ahora ya
vamos a empezar a olvidarnos de sopas de letras y crucigramas, teníamos conversaciones
absurdas, ligoteos y SMS comiéndonos las vocales al escribir, lo que como mínimo
ya creaba una barrera para aquella mujer que te iba a contar lo mala que estaba
su amiga ingresada. Esa es la parte buena si se quiere ver así, la mala es que
pronto la mayoría empezamos a necesitar gafas, por lo menos para coser.
En ese
momento aun había sitios que te pedían el teléfono y no admitían numero de móvil
porque llamarte aun era caro, aunque llamar tu ya empezaba a ser barato.
Llegaban
SMS raros, cruces de llamadas, perdiste a la novia o encontraste novio gracias
al móvil y sus ventajas. Poco a poco se fueron incorporando casados a la moda y
no solo tenían el móvil de empresa, también el suyo particular. Empezaron a
divorciarse, ellos y ellas, menudo mundo nuevo para explorar, acabo de conocer
un tío de Salamanca que me ha llamado por error y este fin de semana he
quedado. Luego era un “krako” pero da igual, ya estábamos atrapados por las
emociones fuertes sin necesidad de tirarnos en paracaídas.
Un día
ya no hizo falta que te llevaras el mp3, enchufabas los auriculares al teléfono
y estaba la música. Pudiste hacer fotos, videos y pasárselas al colega o
follamig@ vía bluetooth.
Después
llego internet al móvil, bestial, ya no hace falta bluetooth, te lo mando por
email y además, te mando enlace y con el navegador del móvil, entras en la web
para consultar.
A estas
alturas ya quedaban cuatro en cada vagón de metro con una amena conversación en
persona o leyendo, el resto ya iban a lo suyo. Claro, con tantas ventajas, un
telefonito tan pequeño es un incordio. Pues venga, vamos a empezar a aumentar
el tamaño de pantalla. Pero, la tarifa de datos para el móvil es cara y me los
pulo enseguida viendo fotos de tetas en internet. Nada, bajamos el precio y si
te pasas te sableo. Mejor, te lo regalo con las llamadas, así puedes utilizar las
redes sociales sin problema
--¿Redes
sociales, eso que es?
-- ¿No
tienes facebook aun? ¡Qué pringao! Una cosa donde el más analfabeto se puede
crear una cuenta y puedes dar pena o envidia, según el momento, a todos los
amigos que tengas
-- ¿…?
--Claro
tonto, tú pones fotos que no interesan a nadie, las comentas o actualizas tu
estado contado como estas, aunque no le importe a nadie. Luego a la gente le
gusta o le gusta, bueno, también tendrás agregados como amigos en la cuenta, algunos
raritos que nunca dicen nada de tu estado o fotos.
-- Solo
tengo unos pocos amigos y no tienen ordenador ni móvil.
--No
hombre, son amigos del facebook, te envían solicitud de amistad y tú la
aceptas.
En mi opinión,
este es el momento en que se pierden los papeles. El sistema ya ha conseguido
que tengas una necesidad. Para los que se resisten, les obligan a realizar todo
tipo de gestiones administrativas o similar desde internet, vendiendo la moto
de que es mucho mas cómodo y comprándola tu cuando compruebas de que si, es más
cómodo. Ya no te puedes escapar, solo hay que marear con tarifas, celulares de última
generación, incorporar a Apple al mercado del móvil y a lavar cerebros difíciles.
Los tontos ya los tienen atrapados en el facebook, con fotos de pies y
compartiendo absurdeces, esperando poder llegar a los 25 “Me gusta”.
Después
llegaron el resto, Line, twiter, instagram, whatsapp, etc., etc., etc.
Qué triste
aquella imagen que vi aquel día en el metro. Todos mirando su teléfono móvil,
algunos enseñándolo a la persona que tiene sentada al lado y esta enseñándole el
suyo. Un niño con pañales toqueteando los muñequitos del whatsapp, mientras su
madre aguanta el teléfono. Chicas, chicos, de todas las edades y mientras yo
pensaba –mírales, un día yo fui como ellos, gracias a Dios ahora solo forma
parte del pasado—
Créanme,
se puede salir de la tontería, no es fácil. Incluso yo sacaba mi teléfono para
mirar la hora y era lo único que no miraba. No lo critico, bien utilizado puede
ser otro entretenimiento mas como lo eran los sudokus. La versatilidad de estos
aparato, permite incluso hacer sudokus con ellos, pero con la globalización y
perdida de privacidad que suponen estas cosas, la tontería se está apoderando
de todos. Me da vergüenza reconocer que hubo un día que yo también lo hice, lo
de la retahíla de fotos de las vacaciones o de la paella del fin de semana,
pero por fin he abierto los ojos y he visto la realidad, no la ficción provocada
por las redes sociales.
Observen
a su alrededor, esto ya no es una moda, creo que es un problema y como
cualquier toxicómano, no encontraran a muchos que lo reconozcan.
Yo he
salido, desinstale todas esas cosas del Smartphone y aunque no borre todas las
cuentas que un día tuve, ahora me siento más libre. Ya comienzo a hablar de
persona a persona y ahora sí que me cabreo de verdad cuando hablo con amigos
tomando una caña y alguno no me contesta.
Un
consejo, deberíamos tener cuidado con nuestros hijos, no creo que sea bueno
para su futuro que siempre nos vean con el móvil o que les enseñemos nuestras tonterías
del móvil. Es un consejo para los que aun estén a tiempo, para otros ya será
tarde.
Para todos
nosotros, hubo un día en que esto comenzó. El teléfono móvil es una buena
herramienta, incluso para todas estas cosas de las redes, pero si se pierde el
control puede ser un problema, generalmente un problema mental. Los que han
conseguido mantenerse al margen o los que han salido, mi más sincera
enhorabuena. Para el resto, suerte, hay una vida más allá de tu teléfono o
tablet, ojala la encuentres y seas feliz.
PD. —Roberto
Carlos cantaba aquello de que quería tener un millón de amigos y así mas fuerte
poder cantar, pues no tiene más que abrirse una cuenta en facebook. Un millón o
más si se esfuerza en su foto de perfil.
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