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domingo, 19 de octubre de 2014

CINEFILOS



Recuerdo mi cinéfila infancia como si fuese ayer. Empezando por el cine del pueblo con butacas de madera y en el que solo se podían ver películas de pistoleros, mosqueteros, piratas y alguna que otra pelea de romanos o karatecas. Solo había cine los domingos y estabas “obligado” a ir a misa por la mañana si querías  ver la película, para después simular jugando con los amigos, la misma película una y otra vez donde el más grandote de los amigos, siempre hacia de protagonista. Si, has acertado, soy bastante mayor.
Nos cerraron el cine en el pueblo y empezamos a ir a los que había en los pueblos de al lado. Se pusieron de moda películas de otros estilos y que ya incorporaban efectos especiales, cutres, pero para la edad que tenía entonces, parecían alucinantes. Me refiero a aquellas películas japonesas donde monstruos gigantes arrasaban Japón y luchaban entre ellos. Puede que existieran otros géneros de cine, pero yo me refiero a lo que podía ver en las salas que iba. También puede ser que solo fueran las tendencias de esas salas en concreto y lo único que yo podía, o me dejaban disfrutar. Poco a poco esto cambio y antes de cumplir los 17 años ya pude ver películas que en aquella época ya eran espectaculares visualmente, como el estreno del primer Supermán y aquellas pelis de terror bueno, comparado con las de blanco y negro de años antes donde convivían en un castillo todos los monstruos inventados. Por aquel entonces el cine ya era más variado, empezaban a proliferar las salas de cine e incluso se adaptaban antiguos teatros para proyectar cine.
En los años 80, irrumpe un género de cine que no deja indiferente a nadie dentro de unos márgenes de edad, me refiero al género de tetas y culos.
Esto último me lleva a una reflexión. Basándome en lo que ha sido el cine para mi desde pequeño, me pregunto si es cierto lo que oigo muchas veces sobre lo de que el cine español no es bueno. Pues depende, hay gustos para todo y creo que antes de decir que no es bueno, deberíamos preguntarnos ¿comparado con que otro cine?
La mayoría de gente suele sentirse atraída por las grandes superproducciones americanas y si solo se acerca uno al cine para ver alguna de estas películas, pues es bastante difícil que pueda sentir lo mismo con una película española, ya no te digo si es francesa o alemana, que también tienen su miga. Últimamente, son las películas españolas las que baten records de audiencia y no llevan grandes efectos especiales que digamos. Lejos de lo que es explotar algún coche o similar, poco mas, incluso algunas ni eso. Es un efecto reciproco, el espectador es inteligente y el guion de la película muy bien elaborado, al final una cosa lleva a la otra. Si bien hubo un tiempo en que en este país se abusó, poco después de las tetas y culos, hubo un cine español sobrecargado de cuernos, homosexuales, sexo desproporcionado y drogas por doquier, con Pedro Almodóvar como maestro ceremonias; no podemos pasar por alto algunas películas muy buenas incluso de este director. Todo, incluso Esteso y Pajares, creo que es el motivo de que en la actualidad haya películas españolas como las más taquilleras. Al fin y al cabo, un buen guion no necesita explosiones ni efectos especiales llamativos, solo una historia que contar. Al revés no es lo mismo y lo explico.
Hay grandes producciones americanas, con unos efectos especiales que te cagas y que los guionistas son más malos que los concursantes de Gran Hermano, sin embargo han tenido éxitos de taquilla escalofriantes. Estas películas pecan de repetirse siempre en las mismas sandeces. Parece obligado que haya algún momento de la película en la que tiene que aparecer la bandera americana o el himno nacional americano. Puede que sean muy patriotas, lo cual no deja de ser una paradoja pues la mayoría son hijos, nietos, biznietos… de ingleses, irlandeses, italianos y muchas más internacionalidades. Que no critico que sean patriotas, sino que me sorprende con que ganas lo son. Después de la patria están los guiones, algunos tan simples como un botijo y que muchas veces encubren problemas sociales delicados, difíciles de distinguir a simple vista a no ser que estés chalado como yo, pero que en realidad son el corazón de la historia. Y lo que más rabia me daba a mí, estas emociones que a la mayoría de espectadores presentes en la sala les importan nada, provocan un aplauso solo con que alguien de una palmada imprevista. Me refiero a cosas como el discurso del presidente en Independence Day cuando esta con la coalición de aviones de todo el mundo y solo se ven dos banderas, una iraquí y una de Israel. A lo mejor la definición no es “absurdo”, pero a mí personalmente me lo parece. Pero ahora intenta superar los efectos de las naves atacando y las explosiones, creo ya me vas entendiendo.
Así es el espectador, capaz de verse atrapado en una película donde un monstruo con forma mitad tiburón y mitad cocodrilo—Sharkodrilo-- desata el pánico en alguna playa donde se celebra una convención por un alcalde prepotente, mientras piensa en lo absurdo de la historia que le están contando.
O más sofisticado, la formación de un volcán en medio de una ciudad, con unos efectos espectaculares pero que si te fijas bien, tiene mensaje encubierto. Policía separado con hija descontenta paternalmente y a la que tiene que controlar, mientras la lava llega a barrios de mayoría afroamericana y el policía que tiene que enviar los bomberos es un cabeza rapada con pinta de racista. Esto ocurre en Volcano, una película americana, muy absurda también. Y si no, una glaciación mundial, donde un padre se dirige andando por la nieve desde el quinto pino a buscar a su hijo adolescente con novia, atrapado en el mismísimo centro de Nueva York. Lo más curioso es que lo encuentra, eso ocurre en El día de mañana. Hace poco vi esa del Ojo de la tormenta y te juro que por momentos llegue a sujetarme fuerte al sillón para no salir volando, pero que curioso que pasando por mil tornados, el padre también encuentre a su hijo adolescente con chica, enterrado y segundos antes de que se ahoguen. Qué pequeño es el mundo para tantos tornados.
También podría nombrar las innumerables películas americanas en las que un grupo de adolescentes desbocados son asesinados uno a uno por un monstruo, criatura invocada o feo descerebrado armado con moto sierra. Y qué me dices de los “remakes”, donde la primera versión es de los años 70 y en la actual, aunque la historia es la misma, llevan teléfonos móviles y existe internet. ¿Qué interés puede tener algo así? Quizás los contactos que tiene en su móvil porque si has visto la original, ya sabes lo que va a pasar.
Lo que quiero decir es que en el cine americano también hay mucha chapuza y despropósito, pero la etiqueta de cine cutre se la lleva el cine español, incluso así le pareció al ministro Wert, cuando hablo del tema recortes culturales en el congreso. Seguramente será de esas personas  que va al cine a ver Boa vs Pitón, no lo culpo, reconozco que hay efectos creados por medios informáticos muy cautivadores.
Por suerte todo esto ya está cambiando, muy buenas historias están triunfando con poco presupuesto y sin la ayuda de nuestro ministro.
Ahora cierren los ojos e intenten imaginar a un tipo trajeado con bigote encerrado en una cabina de teléfono de color rojo. Carga la cabina con el tío dentro en un camioncito y llévatelo. De repente aparece una nave espacial con sonidos sublimes, luces hipnóticas y cañones de plasma, que mediante unos rayos de energía va absorbiendo una cantidad indecente de vehículos de lujo que persiguen al camión con la cabina y el bigotudo dentro, provocando accidentes y salidas de la carretera espectaculares, estrellándose de todas las formas inimaginables provocando explosiones que sumadas a los cañones de plasma, producen un efecto visual que unido al sonido Dolby Surround te mantiene atado a la silla esperando el desenlace final.
No ¿verdad?
Pues eso.

Foto—Cartel publicitario de peli cutre—Google.

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