¡Hay el caloret! No, no, tranquilos, no voy hacer
una broma más sobre el desafortunado momento. No quiero hacer más leña de la
que ya se ha hecho, sería demasiado fácil. No es raro en Valencia, encontrarte
con alguna “espardenya” aleatoria, aquí somos así. Yo soy natural de la Safor y
este fenómeno tiene incluso nombre. La persona que habla así el valenciano y aunque
le adviertas se empeña en hablarlo, se les llama “churros o pixavins”. Cada comarca
les bautizará a su manera probablemente. Pero yo me pregunto ¿Qué falta hace,
es necesario ese despropósito? A mi parecer seria más sencillo hablar en
castellano y punto, pero seguro que alguno me llamará insolidario, por no
darles la oportunidad de aprender.
Cuando has estado en diversos lugares de la
geografía nacional e incluso permanecido un periodo largo en alguno de ellos,
descubres que en cada sitio tienen su manera de ser, para lo bueno y para lo
malo. Sin embargo, estuve mucho tiempo en Oviedo, incluso en zonas rurales y
rara vez escuche a nadie hablar en bable. Un año estuve en Bilbao y aquí sí que
oí bastante el euskera, pero por lo general, se hablaba en castellano. Eso sí,
en ambos sitios, aunque se hablara en castellano, distinguían que el mío no era
el castellano de por allí. Pero eso es harina de otro costal.
Antes de continuar quiero recalcar que yo soy
valenciano y pienso en valenciano (cada vez menos por desgracia) y lo traduzco
mentalmente para hablar en castellano. A los valencianos de nacimiento me
dirijo para que hagáis esta prueba. Probad en qué idioma pensáis, sacáis
cuentas mentales o soñáis en valenciano, si es que sois capaces de recordar los
sueños. Debido a nuestra forma de ser (algunos piensan que somos más educados
que los catalanes, pero habrá de todo) durante años he observado una tendencia
clara a invertir esto que he dicho. Incluso yo, natural de la Safor, cada día
parece que me esfuerce más en traducir mis pensamientos en castellano, para
hablar en valenciano. O sea, al revés de cómo lo hice toda la vida. Hace años tenía problemas
alguna vez para saber cómo decir alguna palabra en castellano, ahora al revés y
creo que es debido a esta forma de ser, en ocasiones forzada. Me explico.
Los primeros inconvenientes ya vinieron desde bien
jovencito. Aunque el valenciano no estaba en televisiones, colegios y sitios
que ahora los encuentras normalmente, estaba en el día a día. No soy capaz de
imaginarme hablando en castellano de pequeño con los amigos, en casa con mi
familia o por la calle del pueblo donde vivía. ¿Era ese el valenciano
autentico, el oficial? Pues no lo creo, pero sí que nos considerábamos
auténticos valencianos.
El problema es estar en Madrid en un grupo de gente
de varios sitios de España y dirigirte a uno de ellos, valenciano como tú
también, y hacerlo en valenciano, sin querer, por inercia, como lo hubieras
hecho en tu pueblo. Eso lo he vivido yo y puedo asegurar que no es agradable.
Me dijeron de todo, hasta checoslovaco y la verdad, igual tenían razón. Seguramente
ellos también querían saber lo que decía, aunque se lo decía a un valenciano y
a nadie más. Culpa mía, es posible. Al final, tienes que estar solo con ese
amigo, para dirigirte a él en valenciano. ¿Te puedes hacer una idea de lo
absurdo que te sientes? Hablarle en castellano a alguien que siempre le
hablaste en valenciano y encima lo hacías inconscientemente. No es bueno para
la salud.
Eso quería decir, lo que pasa es que me disperso. Es
malo para la salud, sobre todo mental. Acabas pasándote al castellano, tratando
de evitar el esfuerzo de muchos para contestarte en valenciano, sin ser
necesario. Es más, si puedes intentas evitar la primera “espardenya”, un buen
valenciano las ve venir en cualquier conversación.
Lo más sencillo seria, hablar en valenciano el que
sepa y contestar en castellano el que no sepa. Pudiendo entablar una
conversación fluida y sin diferencias, tu castellano y yo valenciano. Los
catalanes lo hacen con toda normalidad, lo que les ha llevado a convertirse en
posibles maleducados para mucha gente. Bien, yo no pienso así, creo que si vas
a cualquier sitio de España y te hablan un idioma que no entiendes, lo más
normal es pedir si por favor te pueden hablar en castellano y si es que no,
tienes toda la autoridad moral de llamarlo maleducado; antes creo que no. Un
holandés que me encuentre en el centro de Ámsterdam, no puedo llamarle
maleducado por hablarme en holandés; pues lo otro lo parecido.
Aquí en Valencia, pues somos así. No se valenciano,
pero como me hablan en valenciano, pues lo intento y en muchas ocasiones lo
destrozo. Que si, que ya sé que si no es así, nunca lo aprenderás. Tienes
razón, de todas formas, como se ve que ya hay uno oficial, muchas veces digo
algo como lo dije toda mi vida en valenciano y está mal dicho. Según el oficial
del Salt, claro está. ¡Ah! Una cosita antes que me olvide, si se os ocurre
traducir algún texto con el Salt, leerlo bien luego. Ahí he visto yo destrozos
del valenciano muy importantes, sobre todo en pregones de fiestas y cosas
parecidas.
No es más valenciano el que lo habla, ni el que
aplaude las “espardenyas”, ni es menos el que las critica o el que habla en
castellano. Es lo que tiene esta tierra, los valencianos somos únicos, como
únicos los que nos representan y estos con suerte, en peligro de extinción. Lo
malo es que vendrán otros parecidos o peores, esto tiene mala solución.
Me da igual, como ya viene el caloret, me relajare
por aquí con un bocadill de jamo y ques i si no se parlar el valencia, pos me
la bufa, perque si no parlo be el valencia, es perque no vulgo, que bien que
sapo.
Pensa en el servell i cagat en el servici, de tota
la vida.
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