Después de toda una larga reflexión para buscar una
teoría sobre algo absurdo que he cavilado esta noche, al final lo he
conseguido. Tengo una teoría sobre los mosquitos. He pensado en aquellas
películas antiguas en blanco y negro que veía en el cine de verano de mi
pueblo, Aquellas en las que un grupo de pardillos en los que siempre había una
señora jamona, se colaban en el castillo del conde Drácula solo Dios sabe para qué
y acababan uno tras otro mordidos por el conde y solo al final alguien conseguía clavarle una estaca de madera.
Puedo probar mi teoría. Sostengo que en aquel castillo no había mosquitos.
Claro, tú dirás “es que morían todos atrapados en las telarañas inmensas que
tenían que apartar los protagonistas, para poder andar por las habitaciones del
castillo”. Pues no, demasiado obvio. No había mosquitos porque en la película
solo cabía un chupasangre. Aunque en algunas, normalmente las más malas, se
podían ver juntos varios monstruos como el hombre lobo, la momia y otros, asustando
al lado de Drácula; solo había una bestia que se alimentaba de sangre, un único
monstruo que se convertía en vampiro, el conde Drácula. No había mosquitos y no
porque estaban atrapados en las inmensas telarañas.
Bueno pues uno de esos me acecha todas las noches. Un
mosquito digo, aunque por el día no lo veo, igual que un vampiro con la luz del
sol. Me está desangrando.
¿Qué necesito, un insecticida, arañas tejedoras o a Van Helsing?
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