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domingo, 15 de septiembre de 2013

SOSPECHOSO HABITUAL



Recuerdo un dicho que empecé a oír en mi pueblo hace muchos años. Era aquel de “todos los tontos tienen suerte”. Una expresión que utilizan los “envidiosillos” para consolarse tras ver la buena suerte que tenían  otras personas. Años después, voy a hacer oficial la teoría que tumba este dicho. Yo siempre he pensado que soy un poco tonto, incluso otros puede que lo piensen, sin embargo tengo una mala suerte que te cagas, de ahí mi teoría de que esta frase no se le puede dar categoría de refrán ni nada parecido. Vale, quizás las malas rachas, me hacen ver solo lo malo y no pienso en las buenas cosas que también me da la vida, incluso las que podrían ser la envidia de otros que me ven como el tío más afortunado del mundo. Sí, pero de esas no voy a hablar porque aunque algunas son intensas, a mi me gustaría que fueran más (como a todos, no te fastidia).
Me voy a centrar en la mala suerte que he tenido a lo largo de los años con los agentes de la ley  y sus cositas relacionadas. Y tú me dirás - ¡a mí que me importa! Y tienes razón, pero en ese caso porque sigues leyendo, vete a dormir y pasa de mi ¡melón!
Bien, ahora que ya somos menos, voy a empezar con la lista de situaciones absurdas de esta índole que he vivido a lo largo de más de 20 años, hasta mitad de septiembre que me ha pasado la más rocambolesca. Reconozco que algunas me las merecía por ser un poco gamberro, pero incluso  algunas las que recuerdo son tan raras, que he pensado que si las contaba nadie me creería. Solo se trata de un ejercicio para retrasar, si se puede, la llegada del Alzheimer, aunque me gustaría encontrar a alguien que pudiera demostrarme que ha tenido peor suerte que yo en este tipo de situaciones. Eso me reconfortaría y lo convertiría en “mal de muchos, consuelo de tontos”.
Me voy a remontar hasta la época en que me convierto en mayor de edad, con una vida envidiable, lo considerare el origen o hasta donde alcanzan mis recuerdos cenizos.
Joven, un trabajo que te cagas, casa propia y coche. Maldito coche, un flamante Alfa Romeo. Perfecto para una vida social concordante con la edad que tenia pero que llevaba escrito en un lateral PROBLEMAS CON LA PASMA. Vuelvo a repetir que merecía mucha de la mala suerte que sufría, pero lo que me revienta es la forma como las sufría. Con aquel coche realice como 4 o 5 pruebas de alcoholemia, con resultado negativo en todas pero solo por el hecho de hacerlas a la ida. A la ida de Puzzle, Barraca, Arsenal. Si hubiera sido a la vuelta no se qué hubiera pasado. Lo curioso es que recuerdo las preguntas absurdas de los agentes de la ley ¿Ha bebido? ¿Dónde va tan deprisa?  A ver que me voy del tema, estoy hablando de situaciones con agentes de la ley voy a ser más concreto en los prolegómenos. Resumo, 4 o 5 controles de alcoholemia, mas de 15 sanciones por exceso de velocidad, otras tantas por  faltas relacionadas con vehículos que conducía, otras sin vehículo,  unos cuantos registros completos de coche en controles de carretera, otros registros sin carretera y sin coche, citaciones judiciales de risa, citaciones judiciales para acojonarse, reprimendas verbales, sermones de agentes que sirvieron para evitarme una  sanción merecida y un sinfín de chuminadas que me obligan a pensar en dos cosas,  una mala suerte persecutoria y por lo visto, una inevitable cara de sospechoso que no puede desaprovechar cualquier agente de la ley que se me acerque. Lo de la mala suerte puede que solo sea cosa de estadística (tanto va el cántaro a la fuente…) pero lo de la cara de sospechoso lo pienso por otras razones. Por ejemplo,  porque veo a las cajeras del supermercado coger los billetes gordos de la caja y meterlos por ese tubo que absorbe, casualmente siempre que me acerco yo,  porque veo a los fruteros salir a la calle si me paro  cerca de su fruta de la calle, porque en todos los controles policiales me paran incluso ahora, que  conduzco un coche familiar y llevo sillas homologadas para niños y porque tantas situaciones desafortunadas con la ley, me empujan a tomar medidas cuando me huelo algo (quitarme gafas de sol para que se me vea bien, bajar del coche, señalar claramente que llevo puesto el cinturón y cosas por el estilo) y seguramente eso me hace parecer más sospechoso. Pero ¿sospechoso de qué?, si yo no hago nada malo. Rectifico, yo no hago nada malo con intención. Pienso que tengo la mala suerte de que siempre están alrededor de mi vida y por verme cara de sospechoso,  rebuscan y rebuscan hasta que me pueden coger por algo. Después de que relate algunos casos concretos y sin demasiados detalles, habrá quien piense que lo que solo soy un cenizo parcial, yo creo que soy un cenizo total. Un cenizo completo, cenizo Comansi. Ya he dicho lo que intento, no quiero compasión (Dios me libre) pero sí que me gustaría que si alguien es capaz de superar en número y calidad a mis absurdos líos con agentes de la ley, me lo haga saber para descojonarme un rato.
Ahí van algunos sin demasiados detalles para no aburrir.
Registro completo de vehículo, con desmontaje parcial de volante en uno de ellos, dos veces en el mismo viaje de Valencia a Xeraco viajando con mi madre en el asiento del copiloto.  Una postal que levanta sospechas indudablemente. Yo y una señora mayor en el asiento de al lado pienso que es la situación más sospechosa y peligrosa que se puede ver en un control policial. Ahora que alguien imagine lo que pensaba mi madre, mientras levantaban alfombrillas y desmontaban salpicaderos.
Citación judicial por cobrarle un billete doble a un conocido sinvergüenza de Meliana, ya fallecido. Es lo más lógico, acudir a un juicio para defender que cumples con tu trabajo y al final acabar casi condenado porque el juez consideraba que la falta era mía.
Denuncia por exceso de velocidad en Sueca dirigiéndome al entierro de mi Padre. Solo supere 3 o 4 KM por encima del límite, pero solo sirvió para recibir el pésame del agente. La multa la fui repasando después con mi padre fallecido de cuerpo presente. No es válido como excusa para despistarse y superar unos pocos Km el límite de velocidad.
Reprimenda humillante de un paleto policía local mientras conducía un tranvía repleto de gente en el cruce de Primado Reig. No hay excusa para decir que no ves a un policía local haciendo aspavientos, a 100m, en un día de lluvia intensa y con el cruce totalmente colapsado de coches. Con cientos de coches alrededor, cientos de peatones con paraguas, el parabrisas del tranvía totalmente empañado, tienes que ser gilipollas si no te das cuenta que un policía local, lejísimos, te está haciendo señales justamente a ti.
Parar en un control dirección Meliana y volver a parar 15 minutos después en el mismo control, dirección Valencia. Es tiempo suficiente para alterar la relación espacio-tiempo del hueco que deja libre el chiquitito cerebro de picoleto. Con cariño lo digo.
Registro callejero con anotación de DNI por parte de dos policías locales cuando iba a comprar pan a una panadería cercana al Cabañal. De nada sirvió ir de uniforme y tener el tranvía aparcado en doble fila en la parada de Doctor Lluch. Cometí el delito de atajar por la calle Progreso. Si no se puede cruzar por esa calle, deberían tapiarla o algo así.
Un montón de tonterías vividas. No son todas por supuesto, pero no quiero extenderme más. Según vaya recordando otras, igual hago una segunda parte.
Finalizo con la ultima que me paso hace unos días en la que dos agentes del SEPRONA con aspecto intelectual, me denunciaron por pasearme con mi hijo con una caña de pescar a medio montar o lo que es lo mismo, inoperativa, por una zona en la que yo ignoraba que estaba prohibido pescar. O sea, me denunciaron por NO pescar donde  estaba prohibido pescar.
Los agentes de la ley tienen unos extraños poderes mentales con los que son capaces de ver el delito antes de que se cometa. Esto me suena, creo que hay una película, estará basada en hechos reales.
Ya basta hasta que recuerde más. Puede que sea mala suerte, que me lo busco o que parezco sospechoso. Por favor, ayúdenme en el reparto de sanciones. No me parece bien cargar yo solo con todo esto.

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