Recuerdo un dicho que empecé a oír en mi pueblo hace
muchos años. Era aquel de “todos los tontos tienen suerte”. Una expresión que
utilizan los “envidiosillos” para consolarse tras ver la buena suerte que
tenían otras personas. Años después, voy
a hacer oficial la teoría que tumba este dicho. Yo siempre he pensado que soy
un poco tonto, incluso otros puede que lo piensen, sin embargo tengo una mala
suerte que te cagas, de ahí mi teoría de que esta frase no se le puede dar
categoría de refrán ni nada parecido. Vale, quizás las malas rachas, me hacen
ver solo lo malo y no pienso en las buenas cosas que también me da la vida,
incluso las que podrían ser la envidia de otros que me ven como el tío más
afortunado del mundo. Sí, pero de esas no voy a hablar porque aunque algunas
son intensas, a mi me gustaría que fueran más (como a todos, no te fastidia).
Me voy a centrar en la mala suerte que he tenido a lo
largo de los años con los agentes de la ley y sus cositas relacionadas. Y tú me dirás - ¡a
mí que me importa! Y tienes razón, pero en ese caso porque sigues leyendo, vete
a dormir y pasa de mi ¡melón!
Bien, ahora que ya somos menos, voy a empezar con la
lista de situaciones absurdas de esta índole que he vivido a lo largo de más de
20 años, hasta mitad de septiembre que me ha pasado la más rocambolesca.
Reconozco que algunas me las merecía por ser un poco gamberro, pero
incluso algunas las que recuerdo son tan
raras, que he pensado que si las contaba nadie me creería. Solo se trata de un
ejercicio para retrasar, si se puede, la llegada del Alzheimer, aunque me
gustaría encontrar a alguien que pudiera demostrarme que ha tenido peor suerte
que yo en este tipo de situaciones. Eso me reconfortaría y lo convertiría en
“mal de muchos, consuelo de tontos”.
Me voy a remontar hasta la época en que me convierto en
mayor de edad, con una vida envidiable, lo considerare el origen o hasta donde
alcanzan mis recuerdos cenizos.
Joven, un trabajo que te cagas, casa propia y coche. Maldito
coche, un flamante Alfa Romeo. Perfecto para una vida social concordante con la
edad que tenia pero que llevaba escrito en un lateral PROBLEMAS CON LA PASMA.
Vuelvo a repetir que merecía mucha de la mala suerte que sufría, pero lo que me
revienta es la forma como las sufría. Con aquel coche realice como 4 o 5
pruebas de alcoholemia, con resultado negativo en todas pero solo por el hecho
de hacerlas a la ida. A la ida de Puzzle, Barraca, Arsenal. Si hubiera sido a
la vuelta no se qué hubiera pasado. Lo curioso es que recuerdo las preguntas
absurdas de los agentes de la ley ¿Ha bebido? ¿Dónde va tan deprisa? A ver que me voy del tema, estoy hablando de
situaciones con agentes de la ley voy a ser más concreto en los prolegómenos.
Resumo, 4 o 5 controles de alcoholemia, mas de 15 sanciones por exceso de
velocidad, otras tantas por faltas
relacionadas con vehículos que conducía, otras sin vehículo, unos cuantos registros completos de coche en
controles de carretera, otros registros sin carretera y sin coche, citaciones
judiciales de risa, citaciones judiciales para acojonarse, reprimendas
verbales, sermones de agentes que sirvieron para evitarme una sanción merecida y un sinfín de chuminadas
que me obligan a pensar en dos cosas,
una mala suerte persecutoria y por lo visto, una inevitable cara de
sospechoso que no puede desaprovechar cualquier agente de la ley que se me
acerque. Lo de la mala suerte puede que solo sea cosa de estadística (tanto va
el cántaro a la fuente…) pero lo de la cara de sospechoso lo pienso por otras
razones. Por ejemplo, porque veo a las
cajeras del supermercado coger los billetes gordos de la caja y meterlos por
ese tubo que absorbe, casualmente siempre que me acerco yo, porque veo a los fruteros salir a la calle si
me paro cerca de su fruta de la calle,
porque en todos los controles policiales me paran incluso ahora, que conduzco un coche familiar y llevo sillas
homologadas para niños y porque tantas situaciones desafortunadas con la ley,
me empujan a tomar medidas cuando me huelo algo (quitarme gafas de sol para que
se me vea bien, bajar del coche, señalar claramente que llevo puesto el
cinturón y cosas por el estilo) y seguramente eso me hace parecer más
sospechoso. Pero ¿sospechoso de qué?, si yo no hago nada malo. Rectifico, yo no
hago nada malo con intención. Pienso que tengo la mala suerte de que siempre
están alrededor de mi vida y por verme cara de sospechoso, rebuscan y rebuscan hasta que me pueden coger
por algo. Después de que relate algunos casos concretos y sin demasiados
detalles, habrá quien piense que lo que solo soy un cenizo parcial, yo creo que
soy un cenizo total. Un cenizo completo, cenizo Comansi. Ya he dicho lo que
intento, no quiero compasión (Dios me libre) pero sí que me gustaría que si
alguien es capaz de superar en número y calidad a mis absurdos líos con agentes
de la ley, me lo haga saber para descojonarme un rato.
Ahí van algunos sin demasiados detalles para no aburrir.
Registro completo de vehículo, con desmontaje parcial de
volante en uno de ellos, dos veces en el mismo viaje de Valencia a Xeraco
viajando con mi madre en el asiento del copiloto. Una postal que levanta sospechas
indudablemente. Yo y una señora mayor en el asiento de al lado pienso que es la
situación más sospechosa y peligrosa que se puede ver en un control policial.
Ahora que alguien imagine lo que pensaba mi madre, mientras levantaban
alfombrillas y desmontaban salpicaderos.
Citación judicial por cobrarle un billete doble a un
conocido sinvergüenza de Meliana, ya fallecido. Es lo más lógico, acudir a un
juicio para defender que cumples con tu trabajo y al final acabar casi
condenado porque el juez consideraba que la falta era mía.
Denuncia por exceso de velocidad en Sueca dirigiéndome al
entierro de mi Padre. Solo supere 3 o 4 KM por encima del límite, pero solo
sirvió para recibir el pésame del agente. La multa la fui repasando después con
mi padre fallecido de cuerpo presente. No es válido como excusa para
despistarse y superar unos pocos Km el límite de velocidad.
Reprimenda humillante de un paleto policía local mientras
conducía un tranvía repleto de gente en el cruce de Primado Reig. No hay excusa
para decir que no ves a un policía local haciendo aspavientos, a 100m, en un
día de lluvia intensa y con el cruce totalmente colapsado de coches. Con
cientos de coches alrededor, cientos de peatones con paraguas, el parabrisas
del tranvía totalmente empañado, tienes que ser gilipollas si no te das cuenta
que un policía local, lejísimos, te está haciendo señales justamente a ti.
Parar en un control dirección Meliana y volver a parar 15
minutos después en el mismo control, dirección Valencia. Es tiempo suficiente
para alterar la relación espacio-tiempo del hueco que deja libre el chiquitito
cerebro de picoleto. Con cariño lo digo.
Registro callejero con anotación de DNI por parte de dos
policías locales cuando iba a comprar pan a una panadería cercana al Cabañal.
De nada sirvió ir de uniforme y tener el tranvía aparcado en doble fila en la
parada de Doctor Lluch. Cometí el delito de atajar por la calle Progreso. Si no
se puede cruzar por esa calle, deberían tapiarla o algo así.
Un montón de tonterías vividas. No son todas por
supuesto, pero no quiero extenderme más. Según vaya recordando otras, igual
hago una segunda parte.
Finalizo con la ultima que me paso hace unos días en la
que dos agentes del SEPRONA con aspecto intelectual, me denunciaron por
pasearme con mi hijo con una caña de pescar a medio montar o lo que es lo
mismo, inoperativa, por una zona en la que yo ignoraba que estaba prohibido
pescar. O sea, me denunciaron por NO pescar donde estaba prohibido pescar.
Los agentes de la ley tienen unos extraños poderes
mentales con los que son capaces de ver el delito antes de que se cometa. Esto
me suena, creo que hay una película, estará basada en hechos reales.
Ya basta hasta que recuerde más. Puede que sea mala
suerte, que me lo busco o que parezco sospechoso. Por favor, ayúdenme en el
reparto de sanciones. No me parece bien cargar yo solo con todo esto.
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