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lunes, 9 de diciembre de 2013

CODICIA



Un rasgo importante que lleva implícito una ideología conservadora es su característico modelo económico. Actualmente es difícil etiquetar concretamente una tendencia conservadora pura. Para que se me entienda, concretamente en España solo gobiernan conservadores a pesar de llevar la palabra socialista en sus siglas. Si partimos de la base que el socialismo real ha desaparecido prácticamente, siguen existiendo formaciones políticas mal llamadas socialistas. Estas formaciones realmente pertenecen a la socialdemocracia y por supuesto se mueven también con este modelo económico, el librecambismo moderno, libertad de mercado y de comercio, o como se le conoce a pie de calle, capitalismo.
Los libros de historia sitúan al capitalismo como sucesor del feudalismo, definiéndolo como un orden social y económico que deriva del uso de la propiedad privada sobre el capital como herramienta de producción. Con unas relaciones empresariales basadas en una inversión y posterior obtención de beneficios. Además también se basa en unas relaciones laborales autónomas y asalariadas, solo para fines mercantiles, lo que principalmente lo diferencia del feudalismo.
Con el paso del tiempo, este modelo económico ha ido madurando y adaptándose según convenía. Con la misma base pero adaptándose, ha conseguido convertir a la mayor parte del planeta en sociedades capitalistas. Sociedades políticas y jurídicas con el único fin de organizar, con raciocinio y cordura, el trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción. Consumir y consumir, utilizando el dinero que ganas con el trabajo, sería lo más exacto.
De acuerdo, todas estas milongas y tecnicismos podrían hacernos pensar que se trata de un sistema económico ideal y fiable. Oferta y demanda donde todos se benefician en mayor o menor medida, pero…
Si nos trasladamos a la cruda realidad, es de cajón que el capitalismo utiliza el capital como elemento de producción y creador de riqueza. Entonces viene la pregunta ¿Quién y cómo lo utiliza? Está claro, el ser humano, con todo el poder de manipular para su beneficio personal y una codicia desmesurada. El mismo liberalismo económico ha creado mecanismos y circunstancias fluctuantes que, desde principios del siglo XX, han tambaleado en alguna ocasión este modelo económico. A pesar de la evolución del sistema solo se han parcheado los problemas que tiene, nunca se ha corregido totalmente errores del pasado. Su falta de control y la utilización codiciosa, provocan crisis económicas mundiales, en algunos periodos de la historia. Inventaron unas salas de juegos que llamaron Bolsa de Valores, donde Brókeres ludópatas hacen apuestas con la deuda de algún país, hasta hundirlo si se lo proponen. Sistemas financieros y de inversión que han malversado dinero que no era suyo o incluso imaginario, que ha llevado a la quiebra a un montón de bancos y sus socios, provocando una reacción en cadena imparable a nivel mundial. Cada vez que llega uno de esos periodos de crisis mundial, se ponen medidas preventivas para evitar que se repita en el futuro, sin embargo vuelve a ocurrir.
La codicia puede con todo. Podría utilizar la palabra avaricia y también valdría, pero personalmente prefiero llamarlo codicia por no estar incluida a la lista de pecados capitales. Demasiado místico, capitalismo y pecados capitales. Codicia, codicia, un afán excesivo de riqueza. Ansia de buscar estrategias para el rico ser cada vez más rico, a costa de las clases inferiores. A todos nos han impuesto el capitalismo sin mucho esfuerzo. Independientemente del control personal de cada uno en el consumo, del dinero disponible y de todos los vicios que acompañan el modelo económico, hay una codicia común y global. Unos más que otros, pero todos queremos mejorar nuestras vidas, por poco que sea. Dar a nuestros hijos lo que no pudimos tener nosotros. En fin, nos atraparon con el materialismo, en un sistema capitalista y si alguien lo niega es un ingenuo. Créeme, estas atrapado aunque no te gastes ni un duro. Ya no vale lo de cambiar gallinas por tomates.
En la actualidad estamos sufriendo posiblemente la mayor crisis financiera de la historia. La codicia humana, utilizando un capitalismo salvaje, ha conseguido desmoronar la economía mundial. Con ayuda de la globalización, lo que parecía una broma al principio, provoco la reacción en cadena. Los mayores bancos mundiales despertaron un día con la posibilidad de falta de liquidez para hacer frente a sus obligaciones. La posibilidad se convirtió en hecho en poco tiempo. Activos tóxicos con fines únicamente de enriquecimiento y generación desproporcionada de beneficios, le estallaron en los morros porque contaban con una liquidez futura, pero no hubo tal liquidez. Se alteraron temerosamente los mercados de valores y, literalmente, toda una época de bonanza y despilfarros se fue a pique. Todos somos responsables, si, pero unos más que otros. Sin embargo, somos nosotros los que sufriremos las consecuencias, porque el parche lo pagaremos con dinero público, aunque los posibles beneficios siempre serán privados.
Mi opinión es que nosotros no deberíamos pagar sus errores. El principal culpable o culpables son todos aquellos (personas o estamentos) que deberían haber mantenido el capitalismo domesticado y consintieron que se volviera salvaje y desbocado. Los que pudieron parar  la burbuja antes de que explotara, y no lo hicieron por acaparar más y más.
Que paguen ellos.

Texto--Miguel Bou
Dibujo-Lope troya

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