Quien no ha oído alguna vez la frase “la naturaleza es
sabia”. Por ejemplo al referirse a la selección que hace para permitir que
sobrevivan los más fuertes. Quiero decir que existen carnívoros cazadores que
seleccionan a las presas con las que se alimentan y normalmente las más débiles
o las crías indefensas suelen resultarles más fáciles de cazar. Parece cruel
pero es natural. De la misma manera cuando se produce alguna catástrofe natural
son los más débiles y vulnerables los que normalmente sufren las peores
consecuencias. Más que sabia parece un poco injusta. Espera, espera, en esta
situación no tiene nada que ver lo que he dicho. En estos casos la naturaleza
solo manda la catástrofe natural y el ser humano hace la selección. Por ejemplo,
te mando lluvias torrenciales durante días que provocan unas inundaciones del
copón en la India, pero que solo va a afectar a los barrios pobres porque los
ricos han construido un muro para que no les llegue el agua. O un tifón que
solo arrancará las casas construidas con pocos recursos. Y aunque no venga a
cuento, también diré que para mí, concertina
suena más a instrumento musical inofensivo. Tiene mala leche el que
elige los nombres.
No, no voy a hablar de la Cruz Roja o ayuda humanitaria,
ni siquiera de Robin Hood. Voy a decir lo de siempre, politiqueo, injusticias
sociales y ciudadanos zombis.
Antes de que parezca que me voy por los Cerros de Úbeda,
me explicaré. Esta mañana, en plena ciudad he sido testigo de un acontecimiento
que me ha provocado una reflexión. He tenido que bajarme del coche para poder
verlo con todo detalle. Había un grupo numeroso de estorninos moviéndose en el
aire, siguiendo una coreografía. Se movían velozmente cambiando de dirección
rápidamente. En ningún momento deshacían el grupo compacto, a pesar de la
velocidad del movimiento. Me ha recordado a esos bancos de peces chiquitos que
juntos forman una bola para parecer uno solo y así librarse de los
depredadores. Pues eso hacían los estorninos, estaban mareando a un halcón que
volaba cerca acechándoles. Al final el halcón se ha cansado y ha desistido.
Entonces el grupo de pájaros se ha relajado y se ha separado en varios grupos
que se han marchado a diferentes lugares de los alrededores. La naturaleza ha
dotado de esta virtud a los estorninos para librarse del halcón, pero también
habrá pensado que el halcón no puede morir de hambre. Su presa, posiblemente,
acabara siendo alguna cría de ratoncito
o cualquier animalito solitario y despistado. De acuerdo, hay un equilibrio en
la selección natural de las especies.
Entre esas especies esta el ser humano, supuestamente
dotado de una inteligencia superior, pero lamentablemente muy versátil. Cuando
digo versátil me refiero a que es capaz de adaptarse con facilidad y rapidez
para poder joder a sus semejantes, sobre todo si es en beneficio propio. Aquí
no fue tan sabia la naturaleza. Simplemente creo que la naturaleza humana
(expresión muy oída también) se ha diversificado en tres grupos bien
diferenciados. Hay un grupo formado mayormente por aquellos que cuentan con la
panacea de las virtudes, la sinvergüencería. Este grupo lo forman
principalmente políticos. Luego hay otro grupo, formado por necios y tontos.
Siguen y obedecen ciegamente a los políticos de turno que forman el anterior
grupo. Los defenderán a muerte a pesar de que coloquen un muro para que el agua
de las inundaciones llegue a los mismos necios. Da igual, será por algo, dirán
en su empeño de defenderlos. Este grupo lo lidera Marhuenda. Y por último, un
tercer grupo que engloba al resto de los individuos de la especie humana. Este
grupo empezó siendo como un rebaño manso, pero con el tiempo se ha ido
transformando. Era un rebaño dócil, a cambio de cuatro cositas básicas los
miembros permanecían dentro sin destacar mucho. Ahora se ha convertido en una
jauría de zombis que deambulan sin sentido y con muy poca conciencia de la
realidad que les rodea. Solo son capaces de escuchar el disparo y desear que
sea la cabeza de otro la que explote. “Mientras no me toque a mi” es la frase
que más se repite en su maniatado cerebro, mientras deambulan sin ninguna
ilusión relevante.
Que no me pregunten en cuál de los tres grupos estoy,
creo que está claro, parezco un muerto viviente.
A decir verdad, me gustaría ser un estornino. Puede que
cayera algún día en las garras del halcón, pero estoy seguro de que antes de
que me atrapara, todos los miembros de mi grupo revolotearían al unísono en
todas direcciones, para que ninguno cayera en sus garras.
Lamentablemente pertenezco a la especie humana y la
actitud del estornino dentro de poco será delito cuando entre en vigor la nueva
ley de seguridad ciudadana que aprobara el gobierno sin dejar que nadie les
tosa. Para eso sirven las mayorías absolutas, pero de eso hablare mañana.
Así queeeee, mientras no me toque a mí, seguiré
deambulando como un zombi. Además, no veo probable ningún renacer de la
ilusión, casi que lo veo más natural.
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