Creo que a estas alturas a nadie se le escapa decir
alguna vez el tópico típico últimamente “vivimos tiempos delicados”. Todos
somos conscientes del malestar de la ciudadanía del país provocado,
principalmente, por la arrogancia, despilfarro y corrupción política. Hasta los
mismos políticos son conscientes, pero nunca lo reconocerán abiertamente. Es
habitual ver mareas de todos los colores manifestándose por las calles de las
grandes ciudades o protestas pacificas multitudinarias en los alrededores del congreso
o de ayuntamientos de toda la geografía nacional. Cada uno las ve a su manera y
opinara sobre ellas según le afecte o no le afecte directamente. Tampoco quiero
afirmar que todas afectan al ciudadano corriente, pero algunas protestas se
refieren a la sanidad y creo que todos alguna vez la necesitamos. La pregunta
del millón es ¿Cómo ven estas protestas y manifestaciones los políticos? Está
claro interpretan el éxito de dichas protestas según les interese, manipulando
las cifras de los asistentes. Hasta esto podría ser normal, según color que
tenga el gobierno de ese momento, la manifestación tendrá más o menos
asistentes según sea a favor o en contra de ese gobierno.
¿Qué está pasando en estos últimos tiempos? Bien, me
remonto a las primeras elecciones que gano el PSOE de Zapatitos, allá por el
2004. Antes de las elecciones hubo un clamor popular contra la guerra que ideó
Bush con la típica e incondicional ayuda de los ingleses y en, solo Dios sabe
porque, el aun presidente Aznar vio posibilidades de negocio. Los detalles de
aquella guerra ilegal ahora ya no importan, pero los métodos del gobierno del
PP sí que vienen a cuento. Ante la multitud de manifestaciones y protestas en
contra de aquella guerra, el gobierno del PP utilizaba el método sordo-ciego. Método
muy funcional, sobre todo si se goza de mayoría absoluta. Mirar hacia otro
lado, fingiendo no oír nada. Un plan que se trastocó un poco a causa de un
terrible atentado. Justo antes de elecciones hubo un brutal atentado que
lamentablemente segó la vida de más de 200 personas. Por más que se empeñaron
en involucrar al grupo terrorista español más peligroso, no pudieron evitar que
todo el mundo relacionase muy pronto
aquello, con las formas del terrorismo islámico. Casualmente había demasiada
relación con aquella guerra en la que se coló Aznar y que todos le protestaban.
Ojala retrocediera el tiempo y pudiéramos evitar el atentado, además de
comprobar si hubiera afectado al resultado en las urnas de todas aquellas
manifestaciones contrarias a la violencia bélica.
A lo que iba. ¿Qué ocurre ahora? El lema aquel de “NO A
LA GUERRA” es poca cosa comparándolo con el malestar actual. La ciudadanía, por
decirlo de alguna manera, se pasa los días en la calle protestando injusticias
y reprochando medidas que se adoptan en contra del estado del bienestar.
Algunos días se han convocado varias manifestaciones simultáneas. Escraches,
huelgas y protestas frente a organismos públicos. Algo tan continúo que está
provocando el mal funcionamiento del método sordo-ciego. Tanta gente
protestando en la calle y algunos medios de comunicación tirando de hemeroteca,
han acabado finalmente molestando en cierta manera al actual gobierno. Pero
solo eso, una pequeña molestia, a pesar de las pruebas reales grabadas con la
única intención de argumentar dichas protestas. Esto es muy peligroso
electoralmente porque puede que incluso algunos fieles seguidores que tienen
espabile y se dé cuenta de a qué clase de calaña les votó.
Para evitar este problemilla dentro de poco tiempo
aprobaran la ley de seguridad ciudadana. No sirve de nada decir “si nadie lo
remedia” porque tienen mayoría absoluta y se la sopla lo que digan los otros
grupos. Sin ir más lejos, hace unos días en el congreso, hablando del
anteproyecto de la ley, el señor Madina insto al ministro del interior a
recapacitar, explicando que la única intención que parecía esconder la ley, era
la de asustar a los ciudadanos para que no les molesten mas. El ministro
contesto que lo único que daba miedo eran las tonterías que decía la oposición.
El que tiene miedo soy yo, que aun les quedan dos años en el gobierno y no se
sabe si los que vendrán serán peores.
Esto es irreversible. Me cuesta creer que viviré
bastantes años para ver recuperados todos los derechos sociales y laborales que
he perdido en estos años. Dudo incluso que lo vean nuestros hijos. En algunos
aspectos sociales hemos retrocedido hasta tiempos de la dictadura franquista,
es más, pienso que algunos derechos laborales no los hubiera recortado ni el
mismísimo Caudillo. La mayoría absoluta liberal y conservadora, es muy rigurosa
para los que no son de su condición. Más peligrosa aun si se pueden excusar en
una crisis mundial. Que conste que no defiendo el lado opuesto, solo me quejo
de lo que sufro actualmente. Si algún día dejo de quejarme espero que sea
porque todo está bien (seguiré soñando). La prueba del peligro la tenemos al
ver como estos liberales son capaces de aprobar, ellos solitos, una ley exprés
para poder cerrar un canal autonómico.
Ahora reforman la
ley de huelga (lo referente a servicios mínimos) e impondrán su nueva ley de
seguridad ciudadana. Esta ley, a mi parecer, atenta contra las libertades, pero
lo que seguro conseguirán es que se les moleste poco. También conseguirán que
nadie tenga pruebas de cualquier represión hacia los manifestantes. Por
supuesto que es condenable cualquier tipo de violencia, pero cuanto nos queda a
la gente pacífica para estar hasta los cojones. Cuanto aguantaremos sin ser
nosotros los que tiremos las piedras como los anti sistema que enseñan en sus
imágenes. No sé, no sé, con dos años por delante, aun pueden hundirnos un poco
más.
Claramente ellos justificaran la ley, argumentándola a su
manera para convencer a sus fieles e incondicionales seguidores.
Yo la voy a argumentar a mi manera. La ley, entre otras
cosas, cambia la tipificación sobre cierto tipo de protestas sospechosamente
condenables, además de circunstancias típicas que suelen producirse en el
transcurso de las mismas, tratándolos como supuestos (violencia, insultos a
policías, grabaciones de cargas policiales, etc.) Sin dejar de ser supuestos,
hechos que antes acababan en calabozos policiales y burocracias judiciales, se
transformarán en sanciones administrativas. Vamos, que se podrá ver agentes
antidisturbios con porra y talonario de multas.
Yo de momento seguiré utilizando mi libertad de expresión
mientras me dejen, porque no me puedo permitir mas multas. Como no creo que
puedan esos chavales, o sus padres, que se enfrentan a los antidisturbios en
las manifestaciones de estudiantes, aunque sea para defenderse de los porrazos,
a no ser que sean hijos de políticos; en ese casi si podrían pagarlas con los
sueldos de sus padres. De las multas más gordas creo que van a ser las que
corresponden a los escraches. Esos pensionistas que se concentran delante de
bancos o entran en plenos de ayuntamientos protestando por el dinero que les
robaron con las preferentes. Si les quedó algo que no les robo el banco, tendrán
que utilizarlo para pagar la multa. Algunas personas solo podrán permitirse una
manifestación al mes o cada dos meses.
Sí, todo esto suena absurdo, pero solo si tienes su
mentalidad. Si tienes la mía y la de muchos ciudadanos honrados, pensarás que
esto solo es el principio para hacernos callar a todos los que molestamos.
Es para pensárselo por lo menos.
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