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lunes, 27 de enero de 2014

COMO MOLA MI TRABAJO




Como me molan esos mortales que esperan al final del andén y cuando ven que paras unos metros antes de su posición, justo en la línea, te miran con desprecio perdonándote la vida. Como molan esos que giran la maneta de la puerta, sin soltarla, cuando está cerrando y no consiguen abrirla puesto que se bloquea. Luego te miran con desprecio y te perdonan la vida, porque creen que eres tú que no les abres. Como molan los individuos a mitad de anden, que al pasar ante ellos,  miran el reloj y luego a ti, con desprecio perdonándote la vida. Como mola que se frene el tren solo. Como mola que se frene el tren solo y a mitad de andén, impidiéndote abrir las puertas; todos intentan tirar las puertas abajo y la de la cabina también, como si se fuera a acabar el mundo en los 10 segundos que le cuesta al maquinista solucionar el problema. Como mola que el aire acondicionado del tren suelte el aire congelado y cuando la gente baja al andén, con escarcha hasta en las cejas, te miren con cara de desprecio y te perdonen la vida. Los que sí que molan son los que se sientan detrás de la cabina y se ponen el  reggaetón en el móvil a todo volumen, como se te ocurra decirles algo directamente te perdonan la vida. Como mola avisar por megafonía que por motivos técnicos vamos a estar unos minutos detenidos y a los cinco segundos arrancar sin problema. Como mola que a los cinco segundos sigas parado y venga uno a preguntar ¿va tardar mucho?, al contestar que no lo sabes, mola que te miren con desprecio y perdonándote la vida. Como mola arrancar el tren y que aporreen la puerta de la cabina diciendo--¡oiga, que no ha parado!—y cuando ven el andén lleno de gente, cambian la queja y gritan--¡oiga, que no ha abierto las puertas! En cualquier caso cuando se bajan en la siguiente estación, te miran con desprecio y te perdonan la vida.
Como mola llevar un jefe en la cabina y que te suene el móvil, “nooo, debe ser del cole del niño, alguna pelea que se ha metido” ¡Arggg! Es domingo, no vale esa excusa; pues nada, déjalo sonar. Como mola esa chica que se recoloca los pechos mirándo su reflejo en el cristal exterior de la cabina y cuando descubre que hay alguien dentro, te mira con desprecio sin perdonarte la vida. Como molan esos niñatos que cuando entras en el andén hacen la intención de empujar a la vía a algún amigo. Como mola Metallica. Como molan los personajes que cuando cierras las puertas y se oye la sonería, hacen intención de entrar y en un segundo cambian de idea echándose atrás, justo cuando has vuelto a abrir para evitar pillarlo con la puerta. Como molan los energúmenos que se ponen a berrear detrás de la cabina y hacen abdominales con las barras para agarrarse los que van de pie. Si les dices algo, te perdonan la vida. Como molan los “frikys” que suben al tren con el perrito y su correa de paseo como si estuvieran en el parque. Como mola llevar un bebe justo detrás de la cabina berreando y llorando a “grito pelao”. Como mola bajar en aeropuerto y que un tío trajeado que va a subir les pregunte a todos, menos a ti. Y allí mismo, como molan los italianos que se mofan creyendo que no les entiendes.
Como mola estar dos minutos parado en el disco rojo y cuando se pone verde, ver bajar a un anciano por la escalera mecánica, con pinta de tener prisa. Pero lo que más mola es esperarlo y descubrir que en realidad se mueve a paso de hormiguita el pobre. Y mola más aun, que entre en el tren y veas a otro a mitad de escalera, bajando. No te digo nada si también lo esperas y cuando llega a la altura de la puerta, no sube porque va a coger el siguiente. Como mola que un niño te aguante la puerta mientras bajan la escalera la familia de “Con ocho basta”. Como mola esperar a esa señora que hace aspavientos, como si coger mi tren fuera cuestión de vida o muerte y en la siguiente estación se bajan para cambiar de andén porque se han equivocado. ¡Señora, mire el cartel y no me perdone la vida!
Como mola hablar por la megafonía interior del tren y que solo se escuche ese maldito pito molestón. Perfecto para que al bajarse, todos te miren con desprecio perdonándote la vida. Como molan esos que, entrando en Marítimo y Aeropuerto, intentan abrir las puertas como si se quisieran tirar en marcha. Pero mola mas con la cara de desprecio que te miran cuando se bajan.
Como molan los que fuman ese engendro de cigarro electrónico dentro del tren. Me mola un montón que se me escape el pie y darle a la bocina gorda en una estación subterránea, todos los presentes te perdonan la vida, incluso yo a mi mismo.
Sin duda una de las cosas que más me molan es el típico fulano que aguanta la puerta que se está cerrando para poder entrar en el tren y vuelve a forzarla desde dentro para salir porque se ha equivocado. Mola que el fulano te estropee la puerta con esa operación, sea la última puerta de atrás y tengas que ir hasta allí para arreglarla. Lo máximo e insuperable en molón, es reconocer al fulano que la ha roto y mientras la arreglas, mirarlo con cara de desprecio perdonandole
la vida.
Como mola el “manos libres” pegado con “belcro textil”.
Como mola currar los domingos.
Pues mira, una detrás de otra, se me ha pasado la tarde del domingo volando.
De verdad, no sé cómo alguien se puede quejar. Como mola ser maquinista.

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