Hoy voy a dar un
bofetón, pero aun no tengo claro hacia donde voy a dejar caer la mano abierta.
Me explico, hace unos días me di cuenta de que estaban pintando plazas de
parking de color azul en el centro comercial de Port Saplaya. En toda la zona
de parking al aire libre que rodea Alcampo, Norauto, y esos comercios de la zona.
Un dependiente de uno de esos comercios me ha dicho que en las plazas azules
había que pagar. Yo no daba crédito, ni quería utilizar el disponible para
pagar. Encima están salteadas sin un orden muy lógico. Lo que faltaba, ya les
han jodido las vacaciones a los que tenían el presupuesto bajo. Un poquito para
gasolina, aparcar en Alcampo y a la playa, que es gratis. He pensado que dicho
comercio, ha decidido cobrar el parking
a los que no van a comprar y lo utilizan para ir a la playa, podría ser hasta
lógico. Desconozco a quien pertenece el parking, los terrenos, la concesión o
lo que sea. Con la poca vergüenza habitual y el hurgue que me caracteriza, he
indagado en el asunto. Parece que es cosa del ayuntamiento de Alboraya. Ha
pintado una zona azul, con el típico parquímetro señalado con un mini cartelito
y además disimulado estratégicamente. Lo mas cómico es que el vehículo puede
estar en una plaza pintada de azul y al lado hay una blanca, libre. Perfecto si
lo que quieres es enganchar a corto plazo una buena cantidad de inocentes que
no se han enterado o incluso, que vienen de fuera todos los años a visitar esa
playa y desconocen la “innovadora” trampa. Según he podido leer a la entrada
del supermercado, el centro comercial no está de acuerdo con la decisión del ayuntamiento
y ha emprendido acciones legales para conseguir que todo el parking sea
gratuito, como lo ha sido durante los
últimos 30 años. He tenido un intercambio de opiniones con el “malasangre” que
han vestido de fluorescente para controlar el negocio. No le ha gustado que
observara como le hacía fotos a la matricula de un vehículo, justo antes de
colocarle la receta del conejo con rebollones en el limpiaparabrisas. Mejor
diré, que no le ha gustado que me
interesara en general. Yo desconocía esta novedad y por si no soy el único,
aquí dejo el aviso. Que se sepa, 20
céntimos cada 15 minutos, máximo dos
horas y además también afecta a la zona de playa de la Patacona.
Con una regla de tres simple, se deduce que los terrenos
colindantes al centro comercial, son propiedad del ayuntamiento. También puedo
deducir que es idea de algún político municipal de turno, de sus asesores o de
alguno de sus amigos aprovechados con intereses particulares. Jamás se podrá
demostrar mala intención y seguro que ya tienen las respuestas a cualquier
crítica o queja, para justificar su gran idea. Yo me se algunas: “es que los
terrenos son del ayuntamiento”, “es que lo hacen todos los ayuntamientos de
España”, “si el supermercado no está de acuerdo, que compre el terreno al
consistorio”. Algunas con tanta lógica, que convencerían hasta a un residente
afectado, incluso a un juez.
Consciente de que hay datos que desconozco y sin dudar
que todo estará bien atado legalmente para evitar contratiempos, utilizare uno
de los pocos derechos que me quedan, la libertad para opinar (aunque no sirva
de mucho). Como ciudadano de a pie, machacado con medidas contributivas
destinadas a llenar un cajón que ellos han vaciado impunemente ¿qué debo hacer?
Como norma general, lo que se está haciendo,
es mirar hacia otro lado y
resignarse, pensando que no tenemos más
remedio que aguantarnos. No, yo me
quejare mientras sea gratis. Quién sabe, no me extrañaría que instalaran un
“quejicometro” y tuviera que echar
moneda para quejarme.
Como ciudadano le voy a dar, con todo el cariño del
mundo, un BOFETON sonoro con la mano abierta en la parte de atrás de la boca,
al creador de tan brillante idea para recaudar. Puedo entender que sea práctica
común en otras ciudades, incluso que se estrujen el cerebro para idear maneras
para conseguir dinero legalmente. Lo que no consigo digerir es la manía que
tienen los gobernantes de molestar al ciudadano. Hacen buena mi teoría de que
los pobres levantaremos el país. Los sufridos ciudadanos, lógicamente pagaran religiosamente. El que caiga en la
trampa sin saberlo, pagara la multa. El cabreado o sorprendido negativamente,
soltara algunos tacos, romperá la multa y abandonara el lugar. El resto hará lo mismo, pero sin alterarse. Los que rompan o ignoren
la multa, posiblemente reciban carta certificada, seguramente con foto,
ofreciéndoles un suculento descuento por pronto pago. Superados todos estos
escalones, siempre queda el pataleo. Ya sabes los típicos recursos como, “yo
nunca estuve allí”, “ese no es mi coche, es photoshop” que solo servirán para
ganar tiempo. Los ciudadanos normales no podemos pagar abogados caros, ni
asesores, ni comprar favores a altas escalas, por eso es más sencillo atacarnos
como sea para exprimirnos un poquito más.
Si atacan a los poderosos, se perderán en recursos, tribunales,
tribunales europeos o de La Haya, aunque excusa para recurrir, no la haya. Por eso creo que los pobres
levantaremos el país. Lo que debemos evitar, es que una vez arriba, se lo vuelvan a quedar para
ellos y se lo gasten todo.
Para cuando torniquetes
de pago para acceder a la playa o duchas que funcionen con monedas.
Dales tiempo.
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