Hace unos
meses, uno de esos días que trabajé de mañana, con la inestabilidad mental que provoca un madrugón desproporcionado, pense algo. Cito textualmente:
Momentos antes de traspasar el
umbral de la realidad, cuando iba a alcanzar el momento muerto de la mañana,
me ha envuelto una luz cegadora que ha alterado mis pupilas y ha conseguido
detener el proceso. Vamos, para que se me entienda, que un tubo fluorescente
me ha despertado. Uno de esos que funcionan a fogonazos y adornan el paisaje
tétrico por el que me muevo diariamente. Sorprendentemente he tenido una
reacción poética post-siesta. La poesía me ha atrapado. ¿Poesía? No, no,
poesía eres tú. Muy recurrente pero no ha sido eso. Realmente y no sé porque,
lo primero que he pensado han sido los pareados cachondos de la Dirección
General de Tráfico. Sí, me refiero a esos como “por su seguridad, control de
velocidad” o “campaña de concienciación del uso del cinturón”. El mismo flash
me ha obligado a bajar el escalón que lleva a mi mundo de luz y de color,
lleno de parafernalias absurdas, rimas sin rima y pensamientos cansinos;
ayudado por un acentuado desequilibrio mental.
Gracias a la DGT se me ha ocurrido que voy a montar mi propia campaña de concienciación. La voy a llamar “CAMPAÑA DE REPARTO DE BOFETONES CON LA MANO ABIERTA QUE PRODUCEN PITIDO EN EL OIDO” Mira, otro pareado. Mañana la primera entrega o no. Depende. |
Probablemente, la estabilidad que me proporcionaron varias horas de sueño, me hicieron olvidar el
asunto. Hoy me he vuelto a acordar y por eso voy a crear una etiqueta nueva en
el blog, se llamará BOFETONES. No tardaré en empezar a repartir.
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