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lunes, 14 de julio de 2014

COMO MOLA MI TRABAJO 2 (solo para maquinistas)



Ocurrió ayer por la tarde. Domingo de julio con horario reducido pero con servicio de trabajo aumentado. Tampoco es para tirar cohetes pero como fue todo muy seguido, me impactó. En ese momento me dije a mi mismo que tenía que contárselo a alguien. Como no me puedo aguantar, me lo digo a mi mismo, para que no se me olvide.
 Ya la cosa empezó mal.  Después de un parón absurdo de 69 minutos en taller, salgo a Palmaret andando para hacer el Rafel completo, Rafel Comansi de las 22,00. El primer golpe me lo llevo al ver que viene una 3900. Vale, es verdad que antes me gustaban más las 3900, pero es que ahora van fatal desde que les han puesto el ATO. Quedan solo dos y me toca una justamente, no pasa nada.
Llego bien al final en Rafelbuñol, pero al bajar al andén veo que algunos viajeros se dirigen hacia mi ¡Veras! En efecto, me dicen que hay un borracho dormido y que no despierta. Si, es un bakalaeta rapado cuyo único movimiento visible es  el de un asqueroso hilillo de baba hasta el suelo. Me armo de valor y empujo su hombro en la parte de la camiseta, con el sonido típico de un banderillero llamando al toro. Nada. Parece que respira, eso indica que sigue vivo. De repente se le va la boca para atrás un par de segundos, marcando todas las venas del cuello. Es cuando me digo a mi mismo--¡que le den!--.
Llamo al PM por el TT pero solo marca el amarillo OCU. Pruebo con el móvil y comunica. Vuelvo al TT y lo mismo. El móvil comunica aun. Hora de salir, muevo y se apaga OCU. Pruebo otra vez, vale los vigilantes salen en Machado. Vaya por Dios, prefería el típico grafiti. Bueno, llego a Machado y allí están los vigilantes de seguridad. Salgo a indicarles y los dos dicen a la vez--¡Ostias, es el de antes que se ha dormido en Benimaclet!
Bueno, quería cambiar el cartel de destino para dejármelo hecho para la vuelta y me doy cuenta que no me acuerdo del código. Puto alzhéimer, además con el lio del bakalaeta lo he borrado todo, ahora no veo nada si no saco las gafas. Vaya, encima tengo que ir en ATP ¡me faltan manos! No te estreses, pon el ATO una parada, buscas las gafas y arreglas lo del cartel, que por una parada no va a pasar nada.
Continuo y solo por una maldita casualidad, en la Alameda hay trescientas mil personas esperando. Bueno, una pocas menos, pero muchas para una 3900. Como era de esperar, entrando en Xativa salta el disyuntor, no pasa nada, se veía venir.
Sigo mientras el pasaje va menguando en cada parada. Llego a Mislata-Almasil, cierro puertas pero se queda la luz de puertas abiertas. Maldita sea, justo la vez que no he mirado las tres o cuatro que han abierto. Venga, no pasa nada, salgo y las abro todas. Qué casualidad que en la última esta la lozana con todas sus lorzas apoyadas en la maneta de abrir, provocando la avería. —perdona, si te apoyas ahí la estropeas y el tren no mueve—lo típico, me perdona la vida, pero se aparta.
Arreglado, pero también es mala suerte que pase en la última estación que abro las puertas por ese lado. Ya empiezo a pensar en el retraso que debo de llevar, pero me tranquiliza saber que hay hueco en Aeropuerto para no salir tarde. Mira por donde entre las señales de Aeropuerto, pierdo modo y paro otra vez ¿esto es nuevo? Que melón soy, seguro que ha sonado el HM y por llevar las ventanas bajadas porque el AA me mata, no lo habré oído y me ha frenado. No lo sé, el caso es que consigo aparcar en Aeropuerto.
Cambio de cabina, salta el disyuntor y convertidor. Tranquilo, con las 3900 pasa a veces al hacer el cambio de cabina. Mierda lo que no es normal es que no acople el convertidor. Menos mal que apagando el AA al tercer o cuarto intento se arregla. Pero por más que le doy a encender el TT del CM2 no enciende. Busco la posturita con la punta del boli y al final enciende. Me digo a mi mismo--¡Basta ya, me voy con ATO, que estrés!—eso sí, tres minutos tarde. Un domingo a las 23,26 h, esto lo cuento y no me cree nadie, llegué a pensar.
Convencido de que con ATO no iba a recuperar mucho, lo mantengo al pensar de que total hay poca gente, seguramente será parar y arrancar enseguida. Error, no llegaban a 30 personas y bajaba una o dos en cada parada, abriendo tarde como si no supieran donde iban. Recogía algunas que habían bajado de mi tren en la ida. Me empiezan a entrar las dudas—voy tan atacado que me habré pasado alguna sin abrir las puertas—no, no es eso, son todos torpes, tranquilo.
Entrando en Xativa de vuelta, otra vez el disyuntor. Acopla sin problema y entro normalmente con ATP. Parece un aviso, pero da igual, pongo otra vez el ATO. A  mitad de andén de Colon, noto algo raro, aquello no para. Normal, se ha pasado a ATP sola y como no lleva el aviso acústico. Menos mal que me di cuenta a tiempo y pare sin problema. Busco en el libro de averías y efectivamente, hay un parte de un compañero donde pone que cambia de ATO a ATP algunas veces.
¿Qué más puede pasar? Ya llego al final, es difícil que pase algo más. Mierda, he guardado las gafas y tengo que poner cartel de Sin Servicio. Relax, busco la distancia visual y acierto con los dos ceros.
Miro si han bajado todos, pues no. No han bajado todos. Queda el colgado que dice que va a Foios.
--No, esto es el final y se tiene que bajar.
--No, yo voy a Foios.
--¡Que noooooo! Que no quedan trenes a Foios.
--¡Que siiiii!
--Vale sí. Si quedan, se espera aquí en el andén y el siguiente que pase.
--¿Pero a Foios?
--Si, si.
Se baja y yo para mis adentros pienso— ¡a tomar por culo!—con todo el cariño del mundo, por supuesto.
Ya esta, cojo la desviada para el taller, suena el teléfono. ¿Kilómetros? ¿Una 3900? No, que vas a vía de gatos, acuérdate de poner el pantógrafo de socorro. Ostras ¿Dónde estaba el conmutador? ¡A sí! ya me acuerdo. Mierda, he vuelto a guardar las gafas.
Vale, ahora sí que esta. Solo me queda rodear la unidad de cinco coches que hay tapando la pasarela de hormigón y podré decir que se acabó.
Preferiría haber dicho—una mala tarde la tiene cualquiera—pero no fue ni eso. Solo fue un viaje, eso sí, para olvidar.
¿Qué dices? Que lo tuyo fue peor. Pues cuéntamelo, que a mí también me mola partirme de risa.
Lo que un día fueron las 3900 y en lo que las han convertido.
Si me esfuerzo en ser optimista, diría que el único error fue guardar las gafas.
Muy optimista, pero si cuando llego a casa me pincho, no sale ni gota de sangre.

NOTA-La foto no es mia. Si el autor lee esto pues que se aguante por no haberla firmado.

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