Hace años, en el bautizo de mi hijo, el cansino cura me
hizo la típica novatada que hace a los forasteros que cometen el error de
celebrar alguno de los sacramentos, supuestamente gratuitos, en su iglesia. Digo supuestamente porque los cobra alegando que en el sobre pone “UN
DONATIU PER LA PARROQUIA”. La novatada consiste en que durante su habitual
paseo, micrófono en mano, hace alguna pregunta a los feligreses cercanos, sobre
el rollo que esta soltando. Él lo llama sermón. Claro está, en una celebración
sacramental los feligreses cercanos al altar suelen ser la familia implicada.
Si esa familia, encima viene de otro pueblo, se convierten en su victima
perfecta. Me tocó a mí. No recuerdo de qué estaba hablando, entre otras cosas
porque no le escuchaba. Recuerdo la
pregunta--¿Por qué tú sabrás decirme lo que son Géneros Literarios?—me dijo.
Dos segundos de silencio y le espete--- ¡Claro! Distintos tipos de
literatura--. La verdad, no entendí en ese momento porque tendría que darle un razonamiento
más extenso, estaba harto y quería que aquello acabara ya. Los niños llorando y
la gente cansada de escucharle, pero el tío no acababa nunca.
Al escuchar mi respuesta se quedo perplejo y me felicitó
por ser tan agudo, pero recalco que no estaba hablando de eso. Yo que sé de lo
que estaba hablando, estaba inmerso en
mi mundo de luz y de color, deseando que acabara aquella brasa. Claro, un rato
después tuve que dar explicaciones a todos los familiares, pero sin insistir en
la parte de que no estaba escuchando.
¿Acaso dije alguna mentira? Por supuesto que no. Las
obras literarias se distribuyen en grupos llamados Géneros Literarios. Están la
narrativa, la lirica y el teatro. Y dentro de la narrativa, que es mi afición,
se encuentran los cuentos, las leyendas y la novela. Todas escritas en prosa,
reales o inventadas y que cuentan
historias de ciertos personajes. Concretamente la novela cuenta historias más
complejas, incluso varias historias relacionadas entre sí y que la diferencia
del cuento, ya que en los cuentos se suelen contar historias cortas.
Si ese día le hubiera razonado bien su pregunta, hubiera
parecido una novela, su sermón se
hubiera considerado un cuento y el cura se hubiera convertido en leyenda.
En fin, no lo puedo evitar. Hay veces que mi cabeza va
demasiado deprisa comparado con mis cuerdas vocales, pero saltan chispas si
logro coordinarlas. Que le voy a hacer.
Aprovecho para invitar a visitar la lectura en este blog
de la novela AQUEL VERANO, que si te digo la verdad, no tengo pensado un final
lógico. De momento no parece un cuento chino.
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