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domingo, 17 de noviembre de 2013

EL MENSAJERO DEL MIEDO



¿Alguien conoce al cartero que reparte por su barrio? Me refiero a conocerlo por su trabajo, no porque sea amiguete y el domingo salgáis juntos con la bici. Si lo conoces por su trabajo mal asunto. Ahora los carteros solo te traen a la puerta de casa cartas certificadas. Las cartas certificadas generalmente solo traen multas o notificaciones malas (hacienda, juzgado, etc.). Sin quererlo son los mensajeros del miedo y acaban convirtiéndose normalmente en tu verdugo. También serán ellos los que te traerán la resolución final de las multas o la última notificación donde te indican que ya no puedes hacer más alegaciones y tienes que pagar.
Pero ¿qué culpa tiene ese pobre señor que hace años aprobó unas oposiciones para funcionario de correos? No tiene ninguna culpa pero no quiero estar en su pellejo. Verdaderamente casi siempre entrega, en persona, malas noticias y el que las recibe puede ser un tío con muy mala leche. Antiguamente repartían alguna carta de amor o de algún hijo que estaba en la mili. Se le esperaba ansioso, incluso se le preguntaba diariamente—Traes algo para mí—cuando esperabas noticias de algún familiar o algo parecido. Actualmente, simplemente con sonar el interfono de la calle, te acercas rezando que no sea el cartero y que no diga las palabras malditas—carta certificada—Te cagas en “tosusmuertos” pero con todo el cariño del mundo, ya que ese señor no tiene culpa de nada.
Esta conversación la tuve con el cartero que reparte por mi barrio. Es un señor normal y con aspecto de buena persona. Ya en los últimos días le notaba yo que cuando me subía la carta certificada se le notaba un pelín atemorizado. Al principio de conocerle siempre me decía aquello de --¡es de tráfico, seguramente una multa! O ¡Es de hacienda!—Ahora solo calla y me mira preocupado. No pasa nada, pero hasta el se ha dado cuenta que me ha traído demasiadas malas noticias. El día que hablé con él, le dije que no se preocupara por la cara de mala ostia con que le recibía habitualmente no tenía nada que ver con él, que solo estaba cabreado con mi continua mala suerte y porque mi cara es así,  que le voy a hacer. Pero en un intento de aliviar tensión le dije que no estaría mal recibir alguna vez una carta de amor o de algún familiar lejano que desconozco, avisándome del cobro de una posible herencia. Me volvió a mirar y con una ligera sonrisa me contesto—esas no vendrían certificadas—Claro, hace años que no reparten cartas de ese tipo. Todo lo que podía llegarte o se podía decir con aquel tipo de cartas, ahora se hace por teléfono, Email, whatsapp, redes sociales, etc.
Un abrazo para mi cartero y espero que continúe repartiéndome malas noticias, pero a ser posible no tan a menudo. ¿Por qué digo esto? Buena pregunta, después de ponerlo a parir digo esto. Pues sí, lo digo porque no quiero imaginar el día que te puedan notificar un embargo por whatsapp o Email. Dios nos pille confesados.

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