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lunes, 10 de febrero de 2014

11- REUNION DE MARRAS




En todos los líos importantes de mi empresa, los sindicatos nombran a sus esbirros para manejar el cotarro en primera línea. Son individuos afines al sindicato, ya sea porque deben favores, porque valen, por designios del destino o porque les han lavado el cerebro para convencerles de la ruta a seguir, de la cual no se separaran bajo ningún concepto. A estas alturas y viendo las caras de algunos, yo ya había descubierto quienes eran los elegidos. Quienes eran los más interesados en que callaran las voces discordantes y además sabia porque. Sin necesidad de ser muy listo estaba claro lo que pretendían. En mi opinión, había una cosa innegociable y era el lema de toda la movida “NO AL ERE”. Esto tenía que salir si o si. Había que borrar todo lo que contaminara. Me refiero a los que pensaban aquello de “bueno, si quitan grasa donde sobra, pues no está mal” o la peor “mientras no nos bajen el sueldo”. A ver, vamos a ser serios y esto es otra vez mi humilde opinión, se podrá estar de acuerdo o no. Trabajamos en una empresa que mueve trenes y a personas que viajan en ellos. Hasta el más tonto pensara que lo que menos sobra es la gente que se dedica directamente a ello (maquinistas, estaciones, intervención, etc.) y sin embargo, se podría ahorrar quitando la gente que vive del cuento, jefecillos de sobra, sinvergüenzas tocándose los huevos cobrando y cosas por el estilo.
En definitiva, lo más importante era que no hubiera fisura. ¿Qué quiere decir esto? Pues lo explico brevemente. Unos días antes ya había soltado lo harto que estaba de hacer huelgas. Era algo que pensaban muchos maquinistas, porque no se sentían amenazados, porque veían algo raro también o, para abreviar, porque estaban hasta los cojones de todo. Si no tenía que haber fisuras, esto había que pararlo. Nadie podía imaginar una movida de ese calibre con los maquinistas, por ejemplo, llamando para decir que no secundan las huelgas. Por el mismo motivo de antes, porque realmente somos estos colectivos de trabajadores los que movemos de verdad la empresa. Nadie iba a notar que algún jefecillo dijera que no hacia huelga o alguien en oficinas. Tenía que verse unidad y yo no podía seguir hablando, corrían el riesgo de que alguien me escuchara. Ya  había dicho lo harto que estaba de hacer huelgas y lo había argumentado. Su plan definitivo fue utilizar a uno de esos esbirros que he nombrado antes para preparar el ataque. Buscar a unos cuantos maquinistas novatos a los que ya habían convencido de que corrían peligro en el ERE porque eran los últimos de la lista (mentira, porque los criterios de afectación legales no van por ahí), sumarles algún otro muy afín al sindicato y demostrarles que YO y otros, hablábamos mucho pero no hacíamos nada. Otra mentira porque si que hacíamos, huelgas y manifestaciones como todos, pero además pensábamos con independencia. ¿Ese era el problema? Pensando o escribiendo no cambiábamos nada, según ellos. Otra mentira, solo hay que escarbar en la historia del planeta, las personas que han conseguido cosas con sus palabras. Eso era una majadería, yo solo quería defender lo justo, el problema es que lo hacía en voz alta y eso no les gustaba. Para su operación “CALLAR AL BOCAS” el elegido entro en el grupo, justo en uno deseos debates banales que teníamos los tres o cuatro de siempre y puso esto:








Sin reaccionar, los implicados(los que mas solíamos debatir libremente) entramos al trapo y nos vimos arrastrados a una reunión “clandestina”. Clandestina lo digo por resumirlo, era la reunión que acudiría toda los afines y novatos que he nombrado antes, para conseguir tumbarnos y demostrarles que realmente no estábamos dispuestos a hacer nada por ellos (mentira). Por el trancurrir de la conversación en el grupo se puede deducir fácilmente que lo realmente importante era que el organizador de la trampa y la mayoría de sus reclutados a ser posible, debían ir a la misma hora que yo a esa reunión. Para que se me entienda, no podían ir ellos por la mañana y yo por la tarde. ¿Qué como puedo afirmar esto? Muy sencillo, digo a la hora que voy yo y acto seguido, el elegido decide ir a la misma hora. La hemeroteca no engaña.






Inocente de mí, fui a la reunión como un tonto. Creyendo que cómo había avisado de que si veía el más mínimo gesto sindical en esa reunión me levantaba y me iba, no intentarian. Pues no, no me fui a pesar de que pronto intuí lo que se me venía encima, solo tuve que ver la cara de algunos y mas la de uno que, como yo, también fue engañado para asistir a ese juicio sumarísimo. Salí bastante tocado moralmente y me fui hundiendo a lo largo del día, pensando en lo elaborado de aquella operación y de cómo podía haber sido tan pollo de caer. Totalmente violentado, por la noche solté mi opinión en el grupo, casi sin pensar y que provocó, otra vez, que tuviera que pedir disculpas. Reconozco que me pase y me disculpe, pero ninguno de los asistentes y que seguro que asistieron con un fondo diferente al mío, jamás me pidieron que me disculpara. Algo lógico, quien de ellos podía pedir respeto con la cabeza alta, cuando nos habían engañado como a tontos. Estas fueron mis palabras exactas:
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Cuidado, cuidado que hay un tío que habla demasiado. Vamos a mandar un par de esbirrillos sindicales y al más falso de la empresa para ver si lo podemos hacer callar. Siiiiiiii no sea que alguien se dé cuenta y nos joda el plan. Tanta hipocresía solo ha conseguido darle la razón. Menuda banda. Ahora sí que se callara seguramente.

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Este fue el final de mis comentarios en el grupo. Sencillamente, abandone el grupo.
Consiguieron su objetivo. Un molestón eliminado. Después de esto, empecé a caminar solo.

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